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¿Cuántos quieres tener? ¿Cuántos crees tener? ¿Sabes que hay diferentes formas de medir la edad que uno tiene? Sí, la más obvia es la cronológica, la que celebramos en nuestros cumpleaños, la que expresa en cifras lo que hemos vivido (quizá no sería malo ... que también tuviéramos o pudiéramos celebrar los años que nos quedan por vivir, pero el juego de la vida no lo permite). La edad cronológica es por la que nos comparamos, la que mide si podemos tener un carné de conducir, si podemos votar o si estamos adscritos a una determinada generación, poco más.
Pero si pudiéramos medir los años en otros aspectos, tendríamos diferentes edades. Por ejemplo, la edad biológica, es decir, la edad que se corresponde con el desgaste al que hemos sometido a nuestro cuerpo; la edad psicológica, que podríamos diferenciar entre la parte de la edad cognitiva o intelectual y la edad emocional (conozco a personas que, con una determinada edad cronológica, son mucho mayores a nivel cognitivo y son niños a nivel afectivo o emocional, y al revés). Relacionada con la edad biológica, también tenemos una edad que refleja nuestro aspecto físico en base a los cánones de envejecimiento, y en función del desgaste que hayamos tenido, podremos parecer, aunque solo sea en apariencia, más viejos o más jóvenes.
También podemos medir nuestra edad en función de si nos encontramos en la infancia, en la adolescencia, en la madurez o en la senectud. Estas edades, en particular, se han ido estirando en las últimas décadas al haberse alargado la esperanza de vida. También podemos medirnos en cuanto a nuestra edad funcional, es decir, aquella que nos permite llevar a cabo determinadas funciones y que no tiene por qué estar determinada por la edad cronológica.
Curiosamente, a partir de los 18 años, en nuestro país todos tenemos la edad suficiente como para ser objeto de derechos y obligaciones, podamos o no asumirlos, como sucede con la independencia económica o incluso la afectivo-emocional. La ley tiene que poner un baremo mínimo para conducir un coche, beber alcohol o ver contenidos para adultos en las pantallas, aunque, lamentablemente, la edad intelectual y emocional en muchos casos no coincide con la que nos permitiría ser inmunes a los perjuicios que se pudieran derivar de no tener la capacidad para gestionar vehículos, emociones, visiones o sensaciones.
Por eso te pregunto: para amar, ser responsable, ser independiente y poder guiar tu vida, para valerte por ti mismo, poder viajar o tener una familia, hijos o poder cuidar de los nietos, ¿qué edad tienes? ¿Tienes la suficiente como para poder asumir tu vida y la de aquellos que dependan de ti?
La edad no es una cifra, es una actitud ante la vida.
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