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H oy quisiera destacar una sencilla clasificación del tipo de persona que nos podemos encontrar en nuestras vidas. En relación con la buena o la ... mala fe con la que actuamos, hay cuatro tipos de personalidades, dos de ellas muy meritorias y otras dos en donde no hay intencionalidad. Hay personas que actúan de buena fe conscientemente, es decir buena parte de lo que hacen son conscientes de su intencionalidad. De hecho, poseen un buen índice de autoconocimiento personal y, teniendo en mente otras alternativas menos convenientes, deciden actuar en beneficio del otro. Generalmente son personas que se quieren a sí mismas y por tanto son capaces de querer a los demás.
Otro grupo de personas son las que actúan de buena fe y consiguen situaciones favorables para los demás, pero lo hacen inconscientemente, no se han dado cuenta del efecto positivo de su acción, simplemente se han dejado llevar por una inercia, a veces por puro buenismo o porque era lo que procedía en esa situación y la corriente los llevó a actuar de un modo favorable al otro, pero sin consciencia de ello.
El tercer grupo de personas es, justamente, el contrario al anterior, son los que actúan de mala fe y producen resultados negativos a los demás, pero tampoco son conscientes de ello. Suelen ser personas cargadas de negatividad, se han quemado en la vida, en cierto sentido han sido maltratadas por las circunstancias y esa negatividad les da un enfoque que hace que su predominancia se incline hacia el perjuicio del otro porque lo consideran una defensa de sí mismos, pero sin ser conscientes de que proceden de este modo.
Finalmente el cuarto, último y peor grupo es el de las personas que actúan de mala fe plenamente conscientes de que lo están haciendo, de que están perjudicando al otro e incluso que están consiguiendo un beneficio, directa o colateralmente, por su mala actuación y sin experimentar ningún sentido de constricción o de futuro arrepentimiento. Estas personas son tóxicas, son dañinas, evidentemente lo hacen por el constructo mental en el que se han conformado a lo largo del tiempo. En muchos casos lo hacen porque es el camino fácil para conseguir un beneficio directo, con independencia de quien pueda perjudicarse y, en algunos casos, incluso se justifican en ese abuso de su proceder porque es un modo de compensar los perjuicios que han sufrido en el pasado.
Todo este mosaico de personalidades nos debe permitir ser capaces de distinguir, en cada momento, bajo el dicho «por sus obras los conoceréis» a las personas con las que nos relacionamos, premiando a las de buena fe e ignorando a las de mala fe y en la espera del castigo judicial o policial que les corresponda, amén del social.
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Ana del Castillo
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