Eterna confrontación

Verás ¿sabes qué sucede? Que voy teniendo una larga memoria. Viví los últimos 14 años de la última fase de la dictadura de Franco. Recuerdo ... lo que era España en los años 60; viví toda la Transición, desde la muerte de Franco hasta las primeras Cortes; recuerdo perfectamente cómo eran Madrid y Barcelona en aquellos años, y he tenido la fortuna de recorrerme toda España varias veces en los últimos 50 años. He ido viendo la evolución de nuestro país ciudad a ciudad y también he vivido, desde las segundas elecciones democráticas en las que pude participar, por mi mayoría de edad, hasta las más recientes del año pasado, la vida democrática de España. Hago este breve recorrido temporal porque me doy cuenta de que, desde que hay democracia, hemos vivido constantemente en confrontación. Cierto es que, muchas veces, de cara a la galería, pero la galería que somos todos los ciudadanos, los de a pie y cada lustro que pasa vivimos más enfrentados unos con otros por nuestras ideas políticas, sociales, económicas, territoriales, de todo tipo, enfangados constantemente por una casta política que, salvo honrosas excepciones, vive por y para enfrentarse con los que, la palabra es bien patente, están en la oposición. Son ellos, los que están unos contra otros, los que nos arrastran a los demás y nos empobrecen. No hay más que mirar a lo que era Cataluña hace 40 años y lo que es ahora; como era Madrid en este mismo periodo de tiempo y la riqueza desbordante que tiene hoy; cómo fue Cantabria, siendo la segunda provincia más rica de España, a cómo nos ha ido empobreciendo un regionalismo de barrio en el que hemos vivido mirándonos el ombligo. Los ciudadanos, las personas normales, lo que queremos es progresar, no en el sentido político del progresismo, sino en el sentido económico de la evolución, del aumento de la riqueza, de que pongan a nuestro alcance oportunidades que nos faciliten la vida de crecimiento. Estamos hartos del politiqueo, del maniqueo que sólo beneficia a los pocos que son capaces de estar en el poder ampulosamente, disfrutándolo sin trabajar por la sociedad, sino para ellos, única y exclusivamente para ellos. Escribo esto porque creo que debemos revelarnos frente a esta imposición de confrontarnos a unos con otros. Ahora mismo, con las exigencias de los políticos secesionistas e independentistas y que no valoran el Estado de Derecho es inadmisible que sean capaces de imponernos las reglas de juego en base a sus intereses particulares, los de sus dirigentes, que viven a costa de los impuestos de unos ciudadanos, que también estamos hartos y que lo único que queremos, como decía la canción de Jarcha, es vivir en paz y Libertad sin ira.