Secciones
Servicios
Destacamos
No pretendo hablar del tiempo verbal (que indica de manera absoluta que algo existirá o sucederá con posterioridad al momento en que se habla) sino ... de cómo asumir que el futuro no va a ser tan perfecto, para bien o para mal, como imaginamos.
Una de las mayores insatisfacciones que 'fabrica' el mundo actual es el contraste entre la realidad que vivimos y la que hemos imaginado. Nos cuesta entender que lo perfecto no existe, además de que sería poco aceptable en nuestra condición humana, como seres que tenemos la misión de evolucionar y progresar. Debemos asumir que todo anverso tiene su reverso, que no podemos conseguir todo lo que queremos y que siempre, siempre va a haber residuos de nuestra actividad y situaciones, personas y circunstancias que no son todo lo deseables que quisiéramos.
Y en este escenario, el mayor productor de insatisfacciones es la comparación. Nos comparamos con el vecino que tiene… Con el personaje público de aparente éxito que es… Con el jefe o el empresario de éxito que parece ser… O con el familiar, amigo o conocido que ha conseguido llegar a… Y, como nosotros nos vemos nuestras interioridades y no las de los demás, nos sentimos defraudados con una vida imperfecta que parece no corresponder con la que tienen todos los demás. Lo cierto es que esas impresiones suelen quedar lejos de la realidad y esas frustraciones construyen buena parte de nuestra infelicidad.
¿Cómo podemos convertir ese futuro en cuasi perfecto? Asumiendo la realidad de la que parte nuestra vida: familia, orígenes y genética; este es el primer paso imprescindible: con esto cuento, este es el origen del cuento de mi vida, lo acepto, lo quiero, lo respeto y soy consciente de que es el mejor punto de partida posible. A partir de ahí ¿cómo quiero que sea mi vida? ¿A qué aspiro? ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar para conseguir lo que ambiciono?
El resultado a conseguir dependerá de los medios que ponga para lograr la vida que deseo, pero con un principio esencial, todo el esfuerzo que sea capaz de desplegar no va a ser garantía de éxito; el éxito será aceptar los logros que consiga, aceptarme a mí mismo. La aceptación, aderezada con sana ambición, considero que es el camino a la felicidad, pues la felicidad no es un concepto estancado, es algo dinámico que se mueve al ritmo de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.
¿Qué futuro quieres? Da igual la edad que tengas, ¿qué esperas de mañana? Habla contigo mismo, olvídate de los demás y sienta las bases de tu propia existencia aceptable. Ah, por cierto, y disfruta del amor, de las pequeñas cosas y de los afectos, los que das y los que recibes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.