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El artículo 28.2 de nuestra Constitución reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. Hasta ahí todo perfecto. Lo que no dice la Constitución, al igual que decimos que la libertad de cada cual empieza donde termina ... la de los demás, es que ese derecho no debiera perjudicar los derechos de los demás. No es de recibo, y huelga decirlo. De hecho debiera ser inconstitucional la desigualdad de aquellas organizaciones que hacen huelga y perjudican a los demás, frente a la de aquellas otras personas u organizaciones que su huelga no repercute en los derechos de los otros.
Dicho de otro modo, siempre me ha parecido un auténtico abuso el que alguien, utilizando el instrumento de la huelga, perjudique la vida de los demás. Controladores aéreos, personal sanitario, transportistas, agricultores con sus tractores bloqueando las calles de las ciudades, tripulantes de cabina de aviones, conductores de metro, etc. Por supuesto que estoy a favor de cualquier tipo de reivindicación justa de las condiciones laborales de quien corresponda, y también estoy de acuerdo en que se haga una huelga cuando llama la atención, advierte o avisa, única y exclusivamente a la organización o a la empresa a la que pertenece el trabajador. Ahora bien, me parece un verdadero abuso, como el de los matones en un colegio, como el que hace bullying en el colegio o el que hace mobbing en una empresa. Reivindicar sí, protestar sí, exigir también. Siempre que se tenga derecho uno tiene que reivindicarlo. Pero sin perjudicar a aquellos que colateralmente sufren las consecuencias de esa huelga provocada, precisamente, para paralizar a una sociedad o a una parte de la sociedad, para que así el efecto de la huelga obtenga mayor notoriedad y poder de negociación. Insisto, esto es como el matón del colegio que lleva unos luchacos y anillos con pinchos para ejercer presión sobre los débiles. En este caso estas huelgas lo que consiguen es que la parte débil se convierta en la parte fuerte, frente a los que no tienen arte ni parte, ni pueden evitar el perjuicio que indirectamente sufren.
Yo soy profesional autónomo. Somos tres millones y medio en España, nunca nos hemos puesto en huelga, básicamente porque seríamos los primeros perjudicados. Ahora bien imaginen que todos los autónomos se pusieran en huelga un día. Se paralizaría automáticamente el país. ¿Tendría eso sentido? Ninguno. Si quiere hacer huelga mida su fuerza con sus iguales, no con los que sufren los inconvenientes de su situación, eso es tremendamente injusto y si quiere altavoces, para eso están las redes sociales, no las calles por las que transitamos. Si usted quiere defender sus derechos frente al abuso de otros, no abuse usted de otros para defender los suyos.
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Ana del Castillo
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