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C on el nacimiento de los dispositivos electrónicos, tipo tabletas y smartphones, se empezó a hablar en el mundo del concepto de multitarea (multitasking en inglés) y se veía como una ventaja el poder trabajar con esa capacidad de poder estar atendiendo a dos, tres ... e incluso cuatro fuentes de información de manera casi simultánea. Pero años después se ha constatado que esa habilidad, en sí misma lo es, en muchas dedicaciones no es tan conveniente e incluso puede ser perjudicial. El gran divulgador de la inteligencia emocional publicó en su libro 'Focus' la conveniencia de focalizar nuestros pensamientos para dirigirlos, con toda su intensidad, a una sola fuente informativa.
A mi parecer la multitarea tiene claros beneficios y algunos inconvenientes. El principal inconveniente que percibo es la intensidad en la dedicación de una tarea prioritaria. Siempre he puesto el ejemplo de que si debajo de un grifo ponemos cuatro vasos, la cantidad de agua que caiga en cada vaso será mucho menor que si sólo hubiera un recipiente. Pero lo cierto es que las mujeres (está comprobado a través de estudios con resonancia magnética funcional en el cerebro) son capaces de pensar simultáneamente entre dos y hasta cuatro temas inconexos o no relacionados. Antropológicamente esto proviene de las diferencias en cuanto a tareas o desempeños entre el sexo masculino y el femenino. Esta capacidad quizá también esté relacionada con el tiempo que tarda en llegar al clímax un hombre o una mujer pues, en ese momento, para el cerebro, que es el receptáculo del placer sexual, es imprescindible concentrarse en esa única tarea. Este es un aspecto que en muchas relaciones de pareja se debiera tener en cuenta para respetar, contemplar y atender debidamente los tiempos que cada uno tiene o necesita. Esa capacidad de multitarea es, por el contrario, muy valiosa en otras muchas tareas que implican hablar de un tema, hacer otro diferente, pensar en otro diferente y estar pendiente de si puede suceder algo no esperado.
Finalmente quisiera expresar la conveniencia de utilizar los dispositivos electrónicos, como herramientas que son, para que ellos estén a nuestro servicio y no al revés, que es lo que sucede cuando estamos llevando a cabo la tarea de leer un periódico, un libro o escuchando la radio y se enciende la señal de una app del smartphone y dejamos todo corriendo a desplegar el mensaje o la noticia, no digamos si estamos conduciendo, ahí puede ser mortal. Debemos configurar un tiempo para cada cosa, centrarnos en nuestra tarea exclusiva, disfrutarla y ejecutarla a plena intensidad. Siempre que lo que hagamos requiera de nuestro cerebro o pensamiento concentrémonos en lo que estamos haciendo, no habrá nada tan determinante que no pueda esperar diez, quince o treinta minutos.
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