Obscenidad laboral

Por otro lado, y según las declaraciones de la Renta en ese año, se constata que dos de cada tres trabajadores por cuenta propia ganan menos, por su actividad, que lo que estarían obligados a pagar por ley a sus empleados. De hecho según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) de los 3,18 millones de autónomos que hay en España, dos cobran por debajo del Salario Mínimo Interprofesional.

De otra parte, hay más funcionarios y empleados públicos en España que autónomos, según las cifras ocultadas por el actual Gobierno de la nación y que ahora se han hecho públicas, como los empleos. Además, según Eurostat, en 2022 la productividad de los españoles se situó 16,5 puntos por debajo de la media de la Eurozona y 8,2 puntos menos que la media de los 27 países miembros.

En este escenario ¿cómo se puede admitir que la vicepresidenta y Ministra de Trabajo y Economía social, Yolanda Díaz, quiera instaurar por decreto la obscenidad de reducir el número de horas trabajadas a 37,5 (cuando la media europea es la actual de España, 40 horas) y con el objetivo de llegar a 35 al final de la legislatura? ¿Y cómo se pueden permitir, también, tantos políticos que tachan a los empresarios (los cuales el 90% comenzaron siendo autónomos) de ricos y a los que hay linchar fiscalmente? Con estas medidas llegaremos a liderar la productividad europea, pero por la cola, y, seguramente, ella conseguirá muchos votos y también aumentar la otra cola, o sea, la del paro, y todos contentos.

Casi 50 años de democracia nos han servido para seguir escuchando soflamas y manipulaciones verbales que no encuentran eco en los datos, en las cifras reales, si bien sí para recriminar a los empresarios, a los ricos, a los que ganan. Pero nunca se acuerdan ni de los que pierden dinero ni de los que pierden la vida trabajando. Suma y sigue.