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C on respecto al desastre natural y político que se ha producido en Valencia y desde un punto de vista descriptivo, creo que poco más se puede decir de todo lo que ya se ha dicho. Pero sí que considero que hace falta un líder, ... alguien independiente, con valor, determinación, que esté en la plaza constantemente, alguien que pueda informar tanto a los ciudadanos de Valencia como al resto de los españoles, a fin de fiscalizar la acción del Gobierno, o de los gobiernos, en todo lo que queda pendiente a partir de ahora, que salvo las vidas perdidas, que esas ya nadie las puede recuperar, lamentablemente, lo más importante es todo lo que viene a partir de las próximas semanas y meses. Considero que sería muy conveniente disponer de ese liderazgo, alguien inspirado en un personaje como lo que fue Lech Walesa en los años ochenta en Polonia y que, desprovisto de toda intencionalidad política o económica, sea capaz de dar un parte de comunicación diario, en las primeras instancias y semanal posteriormente, para evitar lo que precisamente decía el rey Felipe VI en su visita a Valencia, que se produzcan distorsiones interesadas para destruir la realidad.
Esta persona, pues considero que no puede ser ningún tipo de institución, debiera alzarse desde cualquiera de las poblaciones afectadas y aportarnos luz a todos los que no podemos, lamentablemente, estar allí y que el fango que ahora se está quitando de las calles no manche la tinta de los periódicos ni las pantallas de las redes sociales por otros intereses que no sean los de conseguir la reconstrucción de todas estas poblaciones lo antes posible y que los dineros que se han ofrecido, primero que se entreguen y segundo que se administren adecuadamente y si hacen falta más recursos que se canalicen esas ayudas desde España o desde la Unión Europea. Quizá lo peor que le puede pasar a Valencia es que torticeramente se pretenda que dentro de unas semanas todos nos olvidemos y que transcurrido un par de años, como en La Palma, sigan quedando estas personas damnificadas, desabastecidas, desatendidas y, cómo no, cabreadas y, lo peor de todo, olvidadas.Al igual que en los primeros días hizo falta un liderazgo para canalizar todos los recursos, me encantaría que estas palabras mías llegarán a alguien que asumiera esta representatividad, ya que la política no ha servido para nada más que para servirse a sus propios intereses tacticistas y, como siempre, echándose la culpa unos a otros para que, al final, las responsabilidades queden diluidas como el agua que todo lo arrasa. Ojalá que desde asociaciones independientes, representantes de los barrios o cualquier otro colectivo se pueda llegar a conseguir esa persona, ese líder que Valencia necesita.
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