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Hace unos días tuve la oportunidad de volver a ver una de las construcciones más icónicas que ha habido en España en los últimos 140 ... años. Se trata de la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona. Su construcción se inició en 1882. Un servidor tuvo la suerte de verla en 1973 y otras tres veces más hasta esta última reciente, en donde ya he podido disfrutarla al completo construida por dentro. Aún sigue en construcción, se le calculan todavía ocho o diez años más para poder terminar la torre de Jesucristo, que culminará con una altura de 175 metros, constituyéndose como la iglesia más alta del mundo.
Ahora que la he visto, recientemente, por dentro, me he quedado sorprendido y me atrevo a decir que, a pesar de que su icónica construcción por fuera es singular y única, su interior me ha parecido, incluso, más grandioso, por su altura, hasta llegar casi al cielo, por las nervaduras de sus columnas simulando árboles, con unos troncos que se van estilizando en la parte más elevada, por las deslumbrantes vidrieras multicolores, con una progresión en ambos lados desde lo azul, en uno de ellos, hasta el naranja y los tonos rojizos, en el otro y, por supuesto, los datos, las cifras espectaculares que soportan esta construcción: Capacidad para más de 7.000 personas y un coro, en lo alto, para 800 personas.
Para mí lo más prodigioso es constatar la enorme inteligencia de Antonio Gaudí, su gran sensibilidad y originalidad (todo el arte es naturaleza), la capacidad de cálculo para, con un concepto completamente nuevo, resolver toda la arquitectura que, desde sus planos, han permitido esta maravilla. Creo no equivocarme si digo que es el monumento más visitado de España. De hecho, en la visita, pareciera que estabas en un país de países, por la cantidad de diferencias culturales y de origen que en ese momento lo estábamos visitando y todos unidos por la admiración hacia semejante obra. No quiero tampoco dejar de destacar la cripta de la basílica, que vuelve a sorprender por la profundidad de los cimientos sobre los que está asentada, cripta en la cual se encuentra enterrado el cuerpo que imaginó y que fue capaz de diseñar tanta belleza. Tuve la oportunidad de subir a una de las torres y desde ahí, y hacia abajo, comprobar la infinitud de detalles en la piedra, en las decoraciones, en el equilibrio de fuerzas para la sujeción de todas las partes. Es sencillamente impresionante y no puede haber mejor legado para un hombre, que era tremendamente religioso y que murió con la modernidad del tranvía y la vieja usanza de las apariencias que le hicieron parecer un indigente y eso le hizo perecer. Gaudeamus Gaudí.
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