Doce de octubre

Yendo al grano, gloria de Cantabria es que una hornacina con la imagen de la virgen del Pilar presida el nacimiento del Ebro. En Fontibre, suenan campanos y el canto del urogallo. Y entre fresnos y chopos, en La Fuentona reluce como luciérnaga en la noche la venerada imagen de la virgen del Pilar custodiando aquel lugar donde a la tierra los labios se le hacen agua y brota sin prisa ni pausa el río más caudaloso de España y el que da nombre a la península (Hiber, Hiberus flumen = Iberia).

En Santander, no hay calle ni iglesia dedicada al Pilar. Mas los vecinos de Perines, devotísimos de la virgen que en un pilar se apareció a Santiago antes de ascender al cielo, celebran todos los años la fiesta del Pilar, presidida por la autoridad municipal. La misa suele celebrarse en la parroquia de Santa María de los Ángeles (padres franciscanos). Desde donde a hombros de fieles procesiona hasta su hornacina en la plaza de Perines.

Seguidamente, en amor y compaña, suena la música y corren los frescos blancos y las rubias rabas. A veces, la vida puede ser así de sencillamente natural y hermosa.