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Para una vez que el poeta mayor de Cantabria Gerardo Diego (1896-1987) inmortaliza a Cueto en la poesía, 'Hasta siempre' (1927); resulta que veintidós ... años más tarde elimina tan pertinente evocación en 'Despedida' (1949). Antes de que el olvido se consume por los evos, los de Cueto, que son muy de Cueto, harían bien en inmortalizar los versos gerardinos en una placa y colocarla en plaza pública con la emotiva leyenda: «Niño yo. Cómo se exalta / la escena, cómo se aviva, / y la tarde fugitiva / me reconoce y me asalta. / Tarde de jueves, El Alta, / libre cima del asueto, / San Pedro del Mar, Cueto / se ofrecen a la aventura. / Y la Media Luna augura / medio horizonte concreto». Gerardo Diego. La Atalaya, Santander, 15.07.1927.
Tan hermosos versos, en la edición original, no deben evanescerse. Por más que se trastocaran con carácter definitivo, veintidós años más tarde, en la versión que desde 1959 figura en la 'Obra completa' del artista.
Obligado es recurrir a la locución latina «Verba volant, scripta manent»; que, en nuestra lengua, vale por «las palabras vuelan, lo escrito permanece». En la edición original del poema, Cueto y San Pedro del Mar, se ofrecen a la aventura, en tanto cuanto que la Media Luna augura medio horizonte concreto.
Tarde de Jueves. El Alta. ¿Qué acontecía en las tardes de los jueves en El Alta? ¿Reunión de pandilleros con el afán de aventura propio de la juvenil edad? Media Luna, calle en semicírculo, ascendente parabólicamente para su adaptación al terreno, en la milimétrica definición de Simón Cabarga.
Gerardo Diego conoció el cambio de nombre de la calle, en 1903, Gómez Oreña por Media Luna, en honor y memoria del párroco de la iglesia de Santa Lucía. Que en tan concurrido lugar el Ayuntamiento de Santander pusiera una cartela con los alusivos versos del poeta no estaría mal.
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