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En su mayoría extintos. Costumbre propia de la España en blanco y negro. Qué tiempos aquéllos en que los profesionales repartían tarjetas navideñas con una mano y alargaba la otra para recoger la consabida propina.

El lechero. Un año más, y contento les serví con ... gran agrado; y les serviré otros ciento si no me es adverso el hado. No me quejé de mi suerte y fui siempre fiel, sincero, y en lo atento complaciente procuré ser el primero. Y con mi habitual franqueza y mi constante alegría, me acerco a usted con nobleza por ser el tan fausto día de Pascua de Navidad, para desearle que goce de inmensa felicidad.

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