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Atención candidatos a sentar las posaderas en el sillón principal del Ayuntamiento de la siempre benéfica y leal ciudad de Santander: urge salvar de la destrucción para la pervivencia el quiosco del Estanco de Puertochico. Un agraciado inmueble urbano. De autor desconocido. Que en pie, ... risueño como un alamillo, recuerda su año fundacional, 1934. La leyenda prueba su condición de símbolo expendedor de tabaco cuasi centenario. De cuando Santander era una amable ciudad de bolsillo. Con representación, a la izquierda, de una arremangada panchonera, sacrificada mujer del trabajo, de las que se ganaban esforzadamente la vida voceando sardinas y soltando frescas a babor y a estribor. Y, a la derecha de la imagen, un bien plantado señoritingo, con leontina de oro en el chaleco a juego con la americana, un puertochiquero muy pagado de sí mismo.

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