Hablar por boca de ganso

A la puerta del Ateneo, ante el monumento al Cardenal Herrera Oria, en la terraza del Rampalay (Daoiz y Velarde, 9), tres colegas del Centro de Estudios Montañeses (CEM) diseccionan la frase a guisa de 'cadáver exquisito'.

Quien la trae a colación apunta que es de Mahatma Gandhi. El escéptico de turno pone en duda que sea del líder hindú que transitó por la vida con el pañal siempre puesto. Un tercero, con móvil de última generación, señalando con el índice a la ventanita del 'parato' que vale casi tanto como un coche híbrido-enchufable, alude al desmentido que acaba de encontrar en Google: la frase en cuestión es del escritor y periodista brasileño Aparicio Fernando de Brinkerhoff. Quien la incluye en 'Máximas y Mínimas del Barón de Itararé'. Libro con hermoso título que al menos una persona en el mundo ha leído y considera pertinente honrar al autor que se parapeta tras el pomposo seudónimo nobiliario.

Cuídense los parlamentarios de citar al erróneo no vaya a salirles el tiro por la culata. Y de atribuir a José de Espronceda (autor de 'A la patria: elegía') la entradilla «Oigo, patria, tu aflicción, y no entiendo por qué callas, viendo a traidores canallas despedazar la nación». Cuya autoría proclama para sí Luis Molinos, aclarando que su 'Uno de octubre' lo inspiró 'Oda al 2 de mayo', de Bernardo López García.

Constancia queda en el libro de Actas del Congreso –si la secante presidenta Armengolpe no lo ha borrado– que las citas las carga el diablo. Y que dañinamente pueden volverse contra quien en la tribuna de los oradores habla por boca de ganso.