Nosotros,los duques

Sugestivo pliego del duque consorte: 'Santander mi rezagado'. Edición: Consejo Social de la UC. Leído por el postizo de Alba, 'Recuerdos de un editor', en la villa de Laredo el 16 de julio de 1993, como acto de clausura del curso de verano 'El resurgimiento literario en la posguerra española'. El ejemplar, en edición no venal de quinientos ejemplares, con delicada viñeta de Ricardo Zamorano, se bordó tipográficamente en la Imprenta de Gonzalo Bedia, el 17 de agosto siguiente a la conferencia. A la que asistí, lápiz y libreta en mano. Receptivo.

Arranca con alamares: «La distancia y sus penas convierten en labor ímproba seleccionar un sitio santanderino, en el que haya tenido yo una vivencia tan fuerte entonces que rezumaría ahora memoria privilegiada». Denosta el estío: «Desde luego nunca fue el verano, tan usurpado por forasteros, la estación sede de alguien o algo que domine en mi ánimo». Y opta por la aglomeración memorística. Término que suele punzar en lo sólido, espeso y compacto. Ante una novia surgida de improviso recuerda las fotografías nupciales que exponía AMER en los bajos, a ras de calle, de su estudio en Becedo. La noticia de un ahogado le transporta a las dunas de Somo, que refiere como 'tumba movediza'. Y, por supuesto, no olvida el sur, un viento aspirante a galerna que cierra puertas domésticas en el Muelle y abre otras traseras. En jocoserios términos paseoperedianos: Los días de viento sur recibimos por detrás.