Odisea en el espacio musical

Su música ecléctica fascinó a Stanley Kubrick que la utilizó en '2001: Una odisea espacial' incluyendo en la banda sonora cuatro de sus obras: Réquiem, Lux Aeterna, Atmosphères y Aventures. Ligeti ha sido rescatado en el año del centenario de su nacimiento en una innovadora propuesta presentada en el Auditorio del Centro Botín el pasado lunes dentro de la programación del FIS.

Una revisión de su música con dos pianistas en diálogo a cuatro manos (y dos pianos) con el mundo de la improvisación y el jazz como compañeros: el argentino Federico Lechner, uno de los pianistas más relevantes del panorama jazzístico actual, y el madrileño Mario Prisuelos, todo un especialista ligetiano.

Un proyecto estimulante que supuso un desafío para los intérpretes desde el primer compás de la compleja, a la vez que simple de planteamiento, 'Música Ricercata' (1953) donde cada parte está limitada solo a ciertas clases de tono de sonido, siendo cada parte posterior una clase de tono más que la anterior. Fueron apareciendo lamentos, prestísimos, percusiones, juegos entre pianos en una atmósfera cercana; la Ricercata Nº 8 fue el cierre, ya desmadrados Ligeti y sus mediadores. Antes, una delicia en tres movimientos: 'Három lakodalmi tánc' (1950), tres danzas para boda.

Sorprendía el minimalismo alterado de Ligeti y sorprendían los pianistas, precisos y vertiginosos; alguno tarareando temas, señal que le gustó el concierto 'gringo' al porteño Federico. Las etiquetas musicales se difuminaban, se difuminaban bordes y estudios. Gran intensidad e improvisaciones que ayudaban a comprender los avances técnicos y estéticos de un icono musical del siglo XX: György Ligeti, maestro de espacios y odiseas musicales.