El palo y la zanahoria

Picado por la curiosidad, el lector abre un periódico digital atraído por una noticia con gancho. E ipso facto en la pantalla del móvil o del portátil florece un anuncio con descarado afán reclutador: «Para seguir leyendo hazte premium». O variantes más livianas: «Usamos 'cookies' para una mejor experiencia de navegación. Al continuar navegando, entendemos que acepta nuestra política de 'cookies'». O «solicitamos tu consentimiento para usar 'cookies' y tecnologías similares propias y de terceros. Acepte las condiciones para continuar navegando sin restricción alguna, de lo contrario algunas funciones podrían no estar disponibles».

En definitiva, un aviso imponiendo que el consultante se baje los pantalones hasta los tobillos. Y, además, con recochineo. Asegurando que el sistema se articula en beneficio de aquél a quien si lo rechaza se le veda el acceso a la noticia de su particular interés y si lo acepta se le condena de por vida a recibir mensajes publicitarios a barullo. Un suponer: ofreciéndole 'reels' (breve vídeo) con señoritas ligeras de ropa que ofrecen quitarse lo poco que llevan encima si se cede a la tentación de pagar por un desnudo integral. El medio no discrimina. De manera que puede aparecerle en línea a un adulto o a un chico en la edad del pavo. Suponiendo que tan cándido estado no se haya extinguido ya para siempre.