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En luctuosa cuartilla, el 4 diciembre de 1893 Pereda confiesa a Galdós: «Por misericordia de Dios estamos vivos y hasta en buen estado de salud ... en ésta su casa después del desastre del 3 de noviembre tras el otro desastre doméstico del 2 de septiembre». De desastre en desastre iba el ilustre escritor y espiritado hombre.

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eldiariomontanes Pereda en papel de luto