Revés de gloria

En Santander, parten de la vieja dársena todas las lanchas disponibles del Cabildo de Mareantes, los bravos y recios pescadores confían en redondear una buena faena de pesca que les remedie el maltrecho bolsillo. Componen la flotilla, 23 lanchas mayores, 7 barquías, una trainera del Cabildo y varias embarcaciones menores. Desde 1921, todos los años, por estas fechas, recuerdo con grima tan estremecedor suceso. Del que hay mucho escrito. Cierto. Pero siempre menos de lo que el respeto impone. Dignas de feliz recordatorio son, de Pedro Gutiéz, las 'Coplas de la Galerna del Sábado de Gloria'. De cuyo pajizo papel sólo se conserva una copia, en la Hemeroteca Municipal, colección Pedraja.

En la mar todo va bien. Pintan oros. Echadas las redes, cada quien anda a su avío hasta que a la hora del almuerzo, hacia las diez, pintan bastos. El cielo se oscurece. El mar se encrespa. En las playas cercanas, la surada levanta remolinos de arena. Mal presagio. A mediodía, una descomunal galerna agita inclementemente la mar. Olas cruzadas golpean y zarandean las frágiles embarcaciones. Frente a Cueto. Virgen del Mar, la Maruca y Cabo Mayor se focaliza la tragedia. Quienes entran en la bahía santanderina aseguran no haber visto nunca temporal tan espantoso. Localmente, se cifraron en 56 las víctimas. Merecedoras de un monumento a la arriesgada profesión de pescador.