Romería laica de final de junio

En Santander, la impuesta peregrinación de fieles hasta la capilla principal, en Paseo de Pereda 1, ha sido constante hasta final de junio. Llevando en mano los declarantes (cual cirio encendido) la correspondiente Decla. Abreviatura con que se conoce el impreso modelo 100. Cuyos 695 mandamientos no entiende ni dios.

El primero en la frente es nominalista: «Primer declarante y cónyuge, en caso de matrimonio no separado legalmente». Y el último, concluyente: «Resumen de la declaración». Que será a ingresar, para quienes no se han rascado a modo el bolsillo en el ejercicio objeto de autoliquidación. O a devolver, para quienes se lo han rascado en demasía, pasándose de la raya.

Si sale a ingresar, el todopoderoso e implacable ordenador de santa AEAT emite de oficio un automático cargo en cuenta en la fecha legalmente establecida para el primer plazo: 1 de julio. Y el 7 de noviembre, el segundo. Sin falta. Que para recaudar, la diligencia es máxima. En caso contrario, santa AEAT dispone de seis meses de plazo para decidir si vomita o se queda con la presa.

Desproporción manifiesta. Si el proceso de revisión y comprobación no es un paso necesario para cuando la Decla sale a ingresar tampoco debería serlo cuando la Decla sale a devolver. Paciencia. Tal vez algún día merezcamos que la igualdad ante la ley de todos los españoles que patrocina el art. 14 de nuestra Constitución sea un hecho efectivo. Y no mero papel mojado.