La santidad de beato

Modesta en la forma y sublime en su alcance, la edición en formato bolsillo, con oportunísimas ilustraciones, facilita la lectura y consulta del texto, a precio módico. Meticuloso en extremo, Lavín Bedia trata los temas con rigor, objetividad y templanza, sin dejarse llevar por el patrioterismo más allá de lo debido. En el primero de los reseñados, aborda la espontánea proyección política del monje lebaniego, a quien le tocó vivir el azaroso tiempo de la conquista omeya peninsular, con el entrecruce a muerte de espadas y cimitarras. Alejado de la contienda, en el escritorio de San Martín (hoy, Santo Toribio), Beato tiene una idea evangélica de Cristo (en el octavo siglo de su pasión y muerte) que opone a la idea adopcionista de Elipando, arzobispo de Toledo, defensor a ultranza del adopcionismo.

Sin pretenderlo, Beato brilla como figura capital de la iglesia de aquel momento altomedieval y de tan aciaga circunstancia. Polémica adopcionista aparte, en Beato está el núcleo de los Beatos, códices manuscritos que copian el Comentario al Apocalipsis de San Juan realizado por Beato (nombrado San Beato por Minguet y Flórez). La santidad de Beato (19 de febrero), que mantiene el santoral, es un tema que sugiero a Lavín Bedia que añada a los ya tratados con tanto rigor y acierto.