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Los españoles somos la gente más lista del mundo. Si con las señales de tráfico que tenemos (o no tenemos) llegamos a todas partes es ... porque tenemos una listeza natural fuera de serie. En Londres, por doquier hay señalizaciones que precisan las vías que se entrecruzan. A derecha, aquella de la que se sale. Y a la izquierda, aquella en la que se entra. Aquí, en cambio, o no hay señales o las que hay están mal puestas. Sin ir más lejos, en una esquina de la calle Ortega y Gasset (aquel que escribía tanto porque eran dos) luce sobre una valla de obra un cartel metálico que, en morado y azul, señala a los peregrinos que hacen el camino jacobeo la ruta a seguir. La buena intención municipal se presupone. El problema es que con el tiempo tal señal ha girado y adonde actualmente señala es hacia una profunda zanja donde nada tendría de extraño que se tostara al sol el esqueleto de un peregrino que dio un mal paso y se rompió la crisma con la venera al cuello y la capa al hombro.

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