Nuestra señora de Belén

A Nuestra Señora de Belén, iglesia parroquial y barrio, los excesos ornamentales del centro no llegan. O llegan muy debilitados. Para el Ayuntamiento, sólo hay Navidad por el centro, frente al Consistorio. El nuevo obispo de la diócesis, Arturo Ros, que llega al Obispado con ganas de acercarse al pueblo sin pedir a nadie el DNI, podría promover, si lo tiene a bien, para el año próximo que en este templo se celebre y cante con panderos y rabel la Misa de Gozo (o de los Gozos), que litúrgicamente sirve de pórtico a la Navidad.

En la España profunda, misas así denominadas se celebran entre ocho y diez días antes del periodo navideño. Y son la ocasión perfecta para el encuentro vecinal, la camaradería, la paz y la felicidad. Dichas misas, a las que asisten creyentes y no creyentes se celebran con el belén parroquial iluminado. Que no tiene por qué ser un belén caro, rumboso, ostentoso, excesivo. Lejos de extravagantes ocurrencias, el belén parroquial ha de reducirse a lo esencial y fundamental: la Sagrada Familia, José, María y el Niño Jesús.

Del himno a Nuestra Señora de Belén, con música de Pedro A. Pino y letra de Miguel G. Ocando, emociona su vibrante introito coral: «Viera el cielo a tus plantas la tierra / en sublimes delirios de amor / cuando en ella surgió tu figura / como cáliz radiante de flor». Por si el tiempo lo respeta, para la iglesia parroquial he compuesto 'ACRÓSTICO DE BELÉN', que les donaré enmarcado. Y para la ONCE, en versión braille.