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En El Pueblo Cántabro (1914), edición del 4 de noviembre de 1918, localizo una madrugadora alusión al veinteañero Gerardo Diego. El diario de la mañana –con sede en San José, 17– reseña una fecha memorable, la explosión del 'Machichaco', en cumplida conmemoración del vigésimo quinto ... aniversario de tan dramático suceso, acaecido el tres de noviembre de 1893. Sobre tan justificada columna, en la sección 'Crónica breve', con el título 'A hurtadillas' y el subtítulo 'El alma cristiana de Chopin', figura un trabajo firmado por SEG. (seguramente Segura). Leerlo tantos años después es un regalo. Reseña un acto cultural en el Ateneo. Y más que una reseña circunstancial es un mini ensayo. Sustancialmente, mantiene: «El temperamento de Gerardo Diego es tan grande que ha salido airoso de la empresa [recrear poéticamente los Nocturnos de Chopin]. Y oímos sus poesías dulces y serenas, como una balada del Norte, y al escuchar los 'Nocturnos', vivimos cómo iba siguiendo paso a paso el vuelo leve del alma de Chopin. / Fuera, la tarde era triste; llovía. / Oíase sonando cada vez más cerca la campana que anuncia por las calles el paso del Señor. / Nos avisaron: –Van a dar el viático a un enfermo que vive en el piso de arriba. / Salimos a la carrera y nos arrodillamos. Entre las dos filas, de hachas encendidas subía el sacerdote, rezando y llevando entre sus manos el Cuerpo Divino. / Y, arrodillados, rezamos un Padrenuestro por el enfermo. Si nos hubiesen visto esos artistas ultramodernos, que alardean de todo, hasta de una incredulidad que no sienten, acaso hubiesen sonreído. / Y puede que todavía quisieran comprender a Chopin, el alma cristiana cuyas notas muchas veces parecen plegarias». Una reseña así, tan profunda y piadosa, es actualmente impensable. Hoy, todo bicho viviente va por la vida tan tieso que parece llevar dentro el palo de una escoba.

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eldiariomontanes Tiesos como escobas