Tinta salvaje de Zubelzu

Un naturalista en esencia, presencia y potencia, Nacho Zubelzu, pintor y viajero, incluye el zorzal común y el zorzal alirrojo en 'Tinta Salvaje'. Libro que providencialmente ha llegado a mis manos, descendiendo por la escala mágica de la amistad.

Bajo el brazo, a guisa de cuévano, lleva el naturalista reinosano el zurrón con los útiles de la profesión: libretas de apuntes, blocs, láminas, lápices, pincel, pocillos, colores; a lo cual ventajosamente añade cuanto halla al paso: jugo de frutas silvestres, moras, grosellas, lodos, posos, arcilla, café, té, vino... y fruta de la pasión.

Esteban Ruiz, editor de 'Tinta Salvaje', unamunianamente ha puesto muy altas sus miras en la edición de esta joya de libro, que comprende en su samaritana jaula sin barrotes más de doscientas criaturas del mundo animal, aves en su mayor parte.

Las más de doscientas páginas del libro, 'Tinta Salvaje', que Esteban Ruiz, sociólogo y editor, ha editado a Nacho Zubelzu, prueban que para el bien editar más que el dinero, poderoso caballero, cuenta el primor por lograr el libro conseguido de los libros.

Zarapito real es ave de largo pico y cuello alto, que barrena charcales en ansia de lombrices. Dista en todo del zorzal común. Que, en Euskalerría, se nombra birigarro arrunta y pronostica el tiempo mejor que la tele. Si emite su canto maleza adentro, por la espesura, lluvia vendrá de la altura; y si en las copas de los árboles, soleado discurrirá el día.

Una palmada a tiempo y 'Tinta Salvaje' se cierra dulcemente, quedando prendidas en la imaginaria jaula de sus más de doscientas páginas de grato papel un inmenso repertorio de criaturas nacidas para el sueño eterno. Como los ángeles; criaturas aladas, de batiente vuelo, que Zubelzu algún día incorporará a sus cuadernos de campo.