Secciones
Servicios
Destacamos
Año novísimo. Bienvenido dos mil veinticuatro. Con Cicerón, al aparato: «El buen ciudadano es aquél que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a las leyes». Civilidad ante todo. Un antiquísimo proverbio oriental enseña que «la ley es tres días ... más antigua que el mundo». De donde se infiere que la ley precede a quien la dicta y a quien la aplica y a quien la manda cumplir y no la cumple. El mundo es por la ley natural que rige el mundo. El orto y el ocaso se gobiernan por su interna ley. Por la cual funcionan también las estaciones, salvo las de los trenes que no caben por los túneles. Otro gallo nos cantara si aceptáramos que no es el gallo el que trae la mañana, sino la mañana la que trae el canto del gallo. Y que no es el juez quien trae la ley, sino la ley quien trae al juez. Sobre el cual, y sus puñetas y aderezos de soumiller, el cristianismo sitúa la figura del Juez Supremo y el Juicio Final. Que tan bien trató Beato de Liébana.
Cuando al iniciarse una charla alguien titubea: «¡No sé por dónde empezar!» obligado es apuntarle que «empiece por el principio». En lunes, primer día de la semana, comienza el año del que ya llevamos consumidas unas horas, con luces y sombras. Amores que se consumen. Amantes que se maltratan. Guerras que se eternizan. Cruentas batallas que desdicen nuestra humana condición. Gran paradoja. La inhumana humanidad. Ningún animal condena a otro a morir en la parrilla. Ni le saca las uñas con unas tenazas ni le quema el sexo con una vela. ¡Malhaya, superior es la maldad del animal superior! Las guerras existen porque se aplica la sinrazón de las armas, en defecto de la ley. Que es tres días más antigua que el mundo. Como enseña el proverbio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.