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El contador es implacable. Y la cifra que marca estremecedora. De su lectura resulta que llevo ya nada más y nada menos que cuatrocientas asomadas a este púlpito laico, predicando sobre asuntos varios, a razón de dos prédicas por semana, en lunes y viernes. Cuatrocientos ... santandereandos, en los que hay de todo, como en botica: personas, personalidades, personajes y personajillos, gente censada y de paso, nativos y foráneos, vecinos y avecindados, políticos y apolíticos, pudientes y mendigos, clérigos y seglares, ciudad, monumentos, escudos, patrimonio, chabolas, barrios, calles, plazas, plazuelas, túneles, muelles, machinas, pantalanes, ciabogas, lluvias, vientos asurados y gallegos, pleamares y bajamares, lugares, costumbres, dichos, sentencias, versos y prosa, y, en resumidas cuentas, pasado (historia), presente (actualidad) y futuro (proyecto). Santander es mientras está siendo, renaciéndose como el mar se renace a cada instante. O como las nubes que cambian caprichosamente de forma en el cielo. Todo en gerundio.

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eldiariomontanes ¡Y van cuatrocientos!