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Ni la desaceleración, ni las tensiones comerciales, ni el 'Brexit', ni la situación política. Las grandes gestoras de capital riesgo españolas auguran un buen año 2020 de inversión y apuntan a que nada hace pensar en un parón en la actividad en España a ... pesar de los últimos acontecimientos ligados al coronavirus que han supuesto un auténtico mazazo en la actividad a corto plazo. Durante 2019 las inversiones del sector superaron los 8.500 millones de euros, lo que supone un 42% más que el ejercicio anterior. Los fondos internacionales a su vez han protagonizado el 80,7% del volumen de inversión en España, lo que se traduce en que los gestores internacionales ven en las empresas españolas un gran potencial de crecimiento.
Las firmas de capital privado tienen a nuestro país en el foco y están apostando por empresas en crecimiento o ya consolidadas y cada vez más, por la inversión responsable. De hecho, el 84% ya incluye criterios ambientales, sociales y de gobierno tanto en su gestión como en sus decisiones de inversión. De igual manera la inversión del capital riesgo más dirigido a empresas tecnológicas con un fuerte componente innovador sigue con su tendencia alcista en cuanto al volumen invertido, recobrando el pulso perdido durante los años de crisis.
En la actualidad los mercados de capitales cuentan con una gran liquidez en busca de proyectos y regiones atractivas donde invertir. Países como Francia, Alemania o Italia ya han puesto en marcha políticas de atracción de capital europeo e internacional tras el 'Brexit'. A nivel nacional se lleva tiempo impulsando instrumentos de capital riesgo público-privados para incentivar la inversión en el tejido productivo, especialmente dirigidos a las pyme como fórmula entre otras, para facilitar un mayor compromiso de éstas con la I+D+i. Este tipo de iniciativas ponen el énfasis en favorecer la creación de ecosistemas especializados que no sólo cubran la financiación de las diferentes fases del ciclo de vida de las empresas, sino que den soporte a sus necesidades de gestión, conocimientos de tecnología y acceso a líderes internacionales que les impulsen a crecer y convertirse en actores relevantes en los mercados globales. Iniciativas como el programa Innvierte del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial del Minister
io de Ciencia e Innovación respaldan esta corriente. De igual manera el Instituto de Crédito Oficial a través de su línea Fond-ICO Global actúa como dinamizador del sector del capital riesgo en España, contribuyendo a impulsar vías de financiación complementaria a través de la colaboración público-privada. Hace unos días acaba de anunciar que aportará 202 millones de euros a 11 fondos de inversión seleccionados en la ronda realizada que a su vez invertirán 910 millones de euros en empresas españolas. Los fondos en los que participa Fond-ICO Global realizan inversiones en empresas en todas sus fases de desarrollo, prestando especial atención a las inversiones en primeros estadios e innovación.
Algunas comunidades autónomas, entre otras el País Vasco y Navarra a través de sus ventajas fiscales, están impulsando nuevas estrategias de desarrollo empresarial diseñando instrumentos regionales para atraer a fondos de capital riesgo nacionales y europeos, muchos de ellos ingleses tras la entrada en vigor del 'Brexit'. El objetivo fundamental de este tipo de iniciativas está claro, la atracción de nuevo capital para generar sistemas que promuevan e inviertan en las empresas de la región fomentando el desarrollo y consolidación de estas, generando empleos de alto valor añadido e inversiones productivas que impulsen la innovación y el emprendimiento. Las inversiones que los fondos realizan en las empresas, favorecen la mejora de la productividad a través de la financiación de proyectos que combinan innovación e internacionalización, impulsando de esta forma tanto su crecimiento como la creación de empleo. Más allá de todo ello se busca impulsar como regiones, un nuevo sector económico especializado en el asesoramiento de alto impacto para la atracción de nuevos proyectos e inversores al territorio, así como para el impulso, crecimiento y consolidación de proyectos propios.
Parece por tanto que estamos en un momento idóneo para dar visibilidad a proyectos de desarrollo y crecimiento empresarial, proyectos con alto grado de innovación o proyectos de redimensionamiento comercial que resulten atractivos para los instrumentos financieros que están buscando oportunidades de negocio.
La clave está en facilitar la conexión entre unos y otros y para ello es importante seguir la ola e impulsar estrategias de colaboración público-privada, que ejerzan un efecto multiplicador y que ayuden a impulsar el desarrollo empresarial regional más allá de las subvenciones que, aunque llevan muchos años en funcionamiento y son necesarias, se adecuan conforme a los topes establecidos y los requisitos asociados a las necesidades de algunas empresas, pero dejan fuera a muchas otras por diversas cuestiones. Se trata de generar un abanico de oportunidades público-privadas que se adapten de manera complementaria a las necesidades de los diferentes estadios de proyectos empresariales, facilitando mecanismos para canalizar las oportunidades inversoras del capital privado hacia la región y favoreciendo implícitamente la modernización y digitalización de su tejido productivo. En definitiva, posicionarnos en el mapa inversor que en este momento tiene puesto a España en el foco.
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