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«Dejareis de ser héroes cuando la gente no tenga miedo. Dejareis de ser héroes cuando a los políticos les interese. Ahora sois carne de ... cañón, por eso os llaman héroes» (J. M. Lloreda)
Las últimas semanas se vienen sucediendo las críticas de una parte de la ciudadanía a los sanitarios de los centros de salud por las medidas que nos hemos visto obligados a adoptar ante la nueva normalidad que el covid nos ha impuesto, no sólo aquí sino en muchos otros ámbitos de nuestro día a día. Muchas de ellas han derivado en insultos y finalmente en una agresión a una médico, increíblemente justificada en base a todo lo anterior por no pocos descerebrados.
Pero lo más triste de todo cuando se produce una agresión es el silencio atronador de nuestros gerentes y políticos. El día siguiente al suceso la gerente de AP reconocía no haberse enterado de la misma. A ese grado de desidia se ha llegado.
Los y las que luego se ponen en primera fila sujetando pancartas el 8-M o cuando hay una agresión machista, callan y miran para otro lado cuando la víctima ha sido una sanitaria. Debe ser que una médico, una enfermera o una auxiliar son menos mujeres que el resto, agravado en ocasiones con la insinuación de que la agredida a lo mejor no supo manejar correctamente la situación.
No voy a entrar en profundidad en las causas pero desde luego, hay dos muy claras: la primera es la degeneración social que vivimos donde lo queremos todo y ya, de inmediato porque 'yo me lo merezco' o 'yo lo pago', con una completa intolerancia al 'no'.
La segunda es que una serie de gestores políticos oportunistas y demagogos han vendido como un derecho todo lo anterior pero olvidando siempre acompañar dichos supuestos derechos de la dotación presupuestaria necesaria para poderlos ejercer, creando en la sociedad unas expectativas que no se corresponden con la realidad de los medios.
Sólo voy a dar un dato que desmonta todo lo anterior: los profesionales más afectados por el covid en Cantabria han sido los médicos de AP. Más del 10% han caído enfermos como consecuencia de su actividad profesional. Desde luego, no ha sido quedándose atrincherados en sus consultas sin atender pacientes como algunos insinúan.
La situación real de la atención primaria a día de hoy, que los gerentes se niegan a explicar a los ciudadanos a pesar de las reiteradas peticiones por nuestra parte para que den la cara, es la siguiente:
Desde hace 9 años venimos denunciando que a finales de este decenio nos íbamos a quedar sin médicos en AP debido a las jubilaciones masivas si no contratábamos más, siendo necesario mejorar las condiciones para que se quedaran aquí quienes terminan su formación. Tal y como pronosticamos, ahora mismo hay más bajas que reposiciones.
Cuando parecía que los acuerdos del 2019 podían empezar a solucionar el desastre, la primera medida de los nuevos cargos de la consejería de Sanidad fue bajar el presupuesto de la AP para el 2020 un 9%. La segunda, incumplir todos y cada uno dichos acuerdos.
Mientras nuestros residentes empezaban a recibir ofertas de trabajo con contratos indefinidos de otros servicios de salud ya a finales de año, el SCS les hacía una oferta dos semanas antes de que terminaran en mayo su formación, consistente en sustituciones hasta el 15 de noviembre. Sólo 12 de los 35 que terminaron se quedaron en Cantabria. Serán menos a finales de año. Mientras tanto, nuestro consejero afirma que no hay médicos para contratar.
Desde principios de verano las plantillas de médicos están, en el mejor de los casos, al 50%, fruto de lo anterior y también de la acumulación de vacaciones y permisos suspendidos por el covid.
Las horas extras pactadas el año pasado para paliar esta situación no se están realizando porque no hay dinero.
Los médicos están atendiendo de media más de 50 pacientes diarios tanto presencial como telefónicamente. Esto tipo de consulta consume el mismo tiempo o más que la presencial, aumentando además nuestro nivel de incertidumbre diagnóstica, pero es necesario para frenar la propagación.
No se ha reforzado suficientemente al personal de limpieza por lo que, en muchas ocasiones, es el propio médico quien tiene que limpiar y desinfectar su consulta entre paciente y paciente.
Comparen esto con lo acordado en Educación: 201 profesores de refuerzo y horas extra por 12 médicos en AP, plantillas a la mitad y supresión de las extras por falta de presupuesto.
El Gobierno de Cantabria ha firmado tres grandes acuerdos con los médicos en lo que va de siglo para intentar paliar la situación descrita. Ha incumplido todos. Ante ello la única salida que nos queda es la huelga tras el verano. No pedimos ninguna recompensa ni mejora como ya se ha hecho en otras comunidades. Solamente que se cumpla lo ya acordado para evitar un deterioro aún mayor de la sanidad pública.
Así que la cuestión no es si los médicos nos merecemos unos aplausos que nunca pedimos sino si la sociedad cántabra y su clase política se merece el esfuerzo y dedicación de sus sanitarios. No queremos aplausos. Sólo respeto todos y cada uno de los días del año.
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Ana del Castillo
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