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Tras la carrera entre la tortuga y la liebre, ésta, en un primer momento montó en cólera, se frustró grandemente, pues la favorita era ella. Después pensó que ella era culpable por haber despreciado olímpicamente a la tortuga, para pasar a discurrir que su ridículo ... pasaría a la historia, y que por los siglos de los siglos, miles de infantes la tendrían por referente negativo. No acababa de aceptar que la tortuga fue mejor que ella, entre otras cosas, por su humildad, y por no darse por vencida antes de empezar, para con todas sus ganas, intentarlo, creer que era posible. ¡Estaba tan avergonzada!

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