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Cuando colaboramos en El Diario Montañés en su edición de papel, algo que disfrutamos desde hace años, tenemos obligaciones diferentes a las de esta nueva responsabilidad de hacerlo también para su edición digital: misma pluma, misma libertad, igual intensidad e igual mirada en la defensa ... de las cosas en las que uno cree, pero cierto cambio en nuestra relación con la actualidad, que en El Diario Montañés intangible tiene mucha mayor inmediatez. Nuestro compromiso consiste en entregar lo escrito, bien los lunes o los martes e inmediatamente se expone a la atención y lectura de nuestros queridos suscriptores que soporten nuestras apreciaciones sobre los acontecimientos.
«Toca la vida sus palmas y tañe sus instrumentos», decía nuestro inolvidable Pepe Hierro. Pues la vida, el rabioso minutero de la actualidad, se reservaba un enrevesado acontecimiento: la búsqueda de sosiego de nuestro presidente del Gobierno que abandonaba sus funciones durante cinco días para retirarse al 'rincón de pensar si dimite o no' a consecuencia de lo que él denomina noticias interesadas, tendenciosas y difamatorias sobre el comportamiento de su mujer, Begoña Gómez, de la que confiesa estar muy enamorado y sobre las que un juez ha abierto diligencias admitiendo a trámite una denuncia de Manos Limpias.
Se plantea dimitir o continuar con sus elevadas obligaciones de gobierno a pesar de lo que él denomina contubernio de la extrema derecha, incluyendo en ella a PP y Vox, a los que responsabiliza sobre todo de la violación de su intimidad que entiende dañada. Este lunes -hoy mismo- explicará a los españoles el resultado de su decisión bien pensada.
Nosotros, en lugar de esperar unas horas y comentar «a caballo pasado» el resultado de su larga meditación hemos decidido tirarnos al ruedo y desarrollar una reflexión previa que puede ser temeraria o suicida o como quieran llamarlo.
Nos atrevemos a defender que el presidente del Gobierno va a «dimitir irrevocablemente» de todos sus cargos en base a simples conjeturas y algunas consideraciones previas:
No vemos por qué un gobernante no pueda emocionarse o llorar en un espontáneo ejercicio de sinceridad incontrolada que siempre es bueno si es transitorio.
Podría estarle sucediendo lo del lobo y las ovejas: ha dicho tantas veces lo contrario de lo que ha hecho, que cuando dice la verdad nadie le cree.
Conclusión: por vez primera decía la verdad sobre su estado de ánimo y por lo tanto, ya que no utilizó argumentos en la defensa de su esposa, sólo silencio, acepta inconscientemente cierta responsabilidad.
Tal responsabilidad ante los ciudadanos sería extrema si los datos que se volcaron de su teléfono hacia cualquier otro país, probablemente Marruecos, contuvieran informaciones sensibles de relevancia o de trascendencia diplomática que le hubieran llevado al giro copernicano en nuestras relaciones con el Sahara.
Quedaría para la historia como traidor si se produce la celebración de un referéndum en Cataluña, tras un nuevo chantaje separatista.
Tiene la oportunidad golosa de optar a la presidencia del Consejo de Europa, que le daría una gran opción a su carrera política y actuaría de 'limpia-responsabilidades'.
Por todo ello, apostamos por la dimisión.
Sería imperdonable lo contrario, que hubiera sido una burda maniobra de marketing sin dar explicaciones de nada… y debería de pagarlo en su futuro más inmediato.
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