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Fernando Meana falleció víctima del coronavirus. Fernando gámez
El arte, su gran periplo por todos los mares del mundo

El arte, su gran periplo por todos los mares del mundo

OBITUARIO ·

Fallece Fernando Meana, referente del coleccionismo español, ligado a la vida cultural y artística de Cantabria

Martes, 14 de abril 2020, 07:10

El puñetero coronavirus se ha llevado también a Fernando Meana Green, un vasco que estaba enamorado de Santander, donde le ancló todos los veranos su ... mujer Mariví Larrucea en la casa de la calle Martillo, desde donde veía la bahía que le daba mucha serenidad. Le gustaba la playa y era fiel del FIS, del ambiente artístico de la UIMP y de Artesantander, típico veraneo cultural. Era un abogado brillante en una especialidad poco frecuente, el Derecho Marítimo. Aunque tenía 86 años siempre era celoso de su edad porque decía que si sus clientes lo sabían, igual no le contrataban. Al derecho le dedicó 50 años de su vida, casi nada. Creó Fernando Mena y Asociados y luego pasó a llamarse Meana Green Maura & Co. con Pedro Maura. Fue en 1961 el primer bufete especializado en esta disciplina de España. Recuerdo el día que naufraga el 'Prestige' como si fuera hoy. Veo la noticia en el telediario y lo llamé. Me dijo luego hablamos; me han llamado ya todas las partes, las cofradías, la Xunta de Galicia, el armador y el lobby asegurador de los grandes desastres. Él siempre trabajaba para el lobby que como decía es quien tiene el dinero. Pero lo interesante que me contó no es que todas las partes quisieran que lo representase sino que justo el día antes había cerrado el caso del Mar Egeo en el que trabajó 20 años y me dijo: «Ya tengo trabajo para otros 20». De sus dos hijas, Verónica ha seguido sus pasos en el derecho marítimo y Estefanía en el arte. Tenía un sentido del humor norteño, muy especial, y una forma de reírse sesgada cuando decía una maldad que era entrañable. Y además era del Real Madrid, con orgullo. Pero su gran pasión era el arte contemporáneo. Empezó a comprar en 1969. Decía con frecuencia «yo no he comprado casas ni yates... he comprado arte». A lo que Mariví siempre reía y movía la cabeza insinuando «no hay quién pueda con él, qué le vamos a hacer».

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