«Eterna es su misericordia»

Nos vamos a adentrar en los días santos de la semana grande de los cristianos. En el centro, el Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección que nos inserta en la celebración de lo que somos. La mística de la Pascua nos invita a saber entrar en el proceso de un modo de entender la vida y la historia que nos ha sido dado a conocer en la humanidad de Jesucristo: la compasión. Entrar en la contemplación de este misterio es dejarse hacer por él, seguirlo, hacer su camino, disponer nuestra pobre humanidad para que entremos en ese proceso de cruz y de gloria.

Os animo a vivir la Semana Santa con esa actitud de humildad orante y confiada que nos enseña Jesús, viviendo «con pasión» las celebraciones y acompañando con nuestro silencio y oración los pasos que desfilarán por nuestras calles. Cuando los cristianos levantamos nuestros ojos hasta el rostro del Crucificado, contemplamos el amor insondable de Dios, entregado hasta la muerte por nuestra salvación. Si la miramos más detenidamente, pronto descubriremos en ese rostro el de tantos crucificados que, lejos o cerca de nosotros, están reclamando nuestro amor compasivo y misericordioso.

¡Feliz Semana Santa! y ¡Feliz Pascua!