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Antes de que se inventara la Segunda B, categoría surgida en 1977 y agotada este mismo año, hubo un tiempo en el que bajar a Tercera División y no subir en la temporada siguiente era algo impensable para los aficionados racinguistas. Los únicos descensos que ... el Racing había sufrido a la tercera categoría del fútbol español, los de 1943 y 1947, se corrigieron 'ipso facto'. Pero el de 1968 fue distinto. En la superioridad racinguista se interpusieron los cachorros del Bilbao Athletic que impidieron el ascenso, así que, tras el fracaso de la temporada 1968-69 en la de 1969-70 subir era más que una obligación.
Con la ventaja de no contar con la incómoda competencia de los bilbaínos, que habían subido a Segunda División, y la dirección técnica de Manuel Fernández Mora, los comienzos del Racing no fueron demasiado buenos, pero cuando el equipo cogió el ritmo, encadenó una racha de dieciocho triunfos consecutivos. Después de ganar al Baracaldo (2-4) se puso en primera posición desplazando al Alavés que entrenaba Ferenc Puskas, con sonoras victorias frente al Indauchu (6-1), Cacabelense (5-0), Júpiter Leonés (4-0), Luchana (1-5), Palencia (0-5), Erandio (2-5) y Ponferradina (4-0). En la segunda vuelta no abandonaría la primera posición, que mantuvo con otras importantes goleadas, como las que sumaría frente al Rayo Cantabria (7-0), Baracaldo (4-1) y Hullera (7-0), con una actuación estelar de Isidro, que en este último partido llegó a anotar cinco goles, récord de un jugador del Racing en el campeonato liguero.
La fase de ascenso destinaba cuatro plazas de Segunda División entre los ocho campeones en una eliminatoria a doble partido. Los ganadores conseguirían el ascenso directo, mientras que los perdedores aún tendrían ocasión de conseguirlo jugando una fase de promoción contra los clubes rezagados de Segunda. Al Racing le tocó medirse con el Cádiz, el potente campeón del grupo séptimo, que había sido, con diferencia, el que menos goles había encajado de los 160 equipos de Tercera, ya que sólo recibió once tantos. Fue la defensa gaditana la que se impondría en la eliminatoria, porque el Racing no fue capaz de hacer ni un solo gol a los andaluces en los dos partidos. En el segundo de ellos, disputado en Santander, recibió un tanto que arruinaría la primera opción del ascenso.
El Racing se emparejó en la promoción con el Ilicitano, filial del Elche. En Altabix el partido terminó con empate a dos y en Santander con empate a cero. Aún no se contabilizaban con más valor los goles anotados fuera de casa en caso de empate, así que un tercer partido en campo neutral fue la alternativa para romper la desigualdad. El lugar elegido fue el Bernabéu, que reunió a unos 35.000 espectadores el día del partido, el 7 de julio de 1970. Desde el pitido inicial continuaría la igualdad de ambos conjuntos, más preocupados de mantener su portería a cero que de arriesgarse para adelantarse en el marcador. Aunque el Ilicitano dominaba el balón, el Racing era el que se acercaba más a la portería contraria. Isidro remató de cabeza una falta sacada por 'Zoco' y fue objeto de una clara falta dentro del área que el árbitro no pitó. A punto de terminar la primera parte, Cabello tuvo otra ocasión con un remate de cabeza que salió rozando el palo. Tras el descanso, los racinguistas se estaban desfondando poco a poco, hasta que un jugador del Ilicitano, Cascales, fue expulsado por agredir a Isidro. Con un hombre menos, se equilibró la posesión del balón y cuando faltaban ocho minutos para acabar el partido, vino la inspiración del joven Ico Aguilar. El extremo racinguista penetró en el área deshaciéndose de dos defensores y con gran serenidad, disparó con su pierna derecha batiendo al portero Zapata. El gol provocó el entusiasmo de los miles de seguidores cántabros que habían acudido a presenciar este encuentro, la mayoría montañeses residentes en la capital, y el pitido final arrastró a los más entusiastas a invadir el terreno de juego para apretujar a sus ídolos por el triunfo.
Con la aparición de la Segunda B, el Racing volvió a caer en la tercera categoría del fútbol en 1990 y 2013, aunque recuperándose 'ipso facto' en los años siguientes. Algo muy diferente parece haber ocurrido a partir del descenso de 2015, condenando al equipo a vagabundear cuatro temporadas consecutivas en esta indigna categoría. El último descenso a Segunda B fue en 2020 y aunque la Primera RFEF constituya un nuevo eufemismo que evita la dureza de la entonces Tercera División, el racinguismo sigue esperando esa recuperación que tanto tarda en llegar.
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