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Tony Leblanc, vestido de astronauta, sale de la nave espacial escacharrada con su botijo. Tienta el suelo pisándolo con pequeños saltos y, tras darse cuenta de la proeza, exclama: «¡La Luna, estoy en la Luna!». Luego regresa para recoger la bandera de España, que ... se la había olvidado, y clava su asta en un pequeño saliente con un patriótico y trascendental orgullo.

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eldiariomontanes El astronauta