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Aute, en el Edén

La contribución del cantautor al presente de España ha sido importante, porque él y otros muchos se arriesgaron cuando la dictadura ejercía su represión

Domingo, 12 de abril 2020, 07:57

Toda la semana se ha consumido en leer los análisis y las loas a Luis Eduardo Aute, el poeta de la canción protesta que, más tarde, fue bautizado como cantautor. Y a pesar del río interminable de recuerdos, nostalgias y alabanzas es posible que aún no sean suficientes para fijar en nuestra memoria a un artista total, esférico... un creador incansable y un referente de una época. Representa, a la perfección, la transición de los inicialmente denominados cantantes protesta a la categoría de cantautores, de los poetas que pusieron música a la transición y cantaron a la democracia.

Luis Eduardo Aute es, por tanto, algo más que un cantante, que un compositor de bellas melodías, porque su figura, junto a la de otros de su generación, supone un referente de quienes buscaron la libertad, de los que rompieron los estrechos moldes de una época gris y sorda. Aute es un cantante que no quería cantar, un artista con el deseo de pintar la libertad y que demostró, a su pesar, que su mejor faceta era la de ser un trovador de un tiempo nuevo.

Escuchar estos días los poemas musicales de Aute supone, para algunos, un ejercicio de nostalgia de aquella década prodigiosa de los sesenta del pasado siglo y, para otros, los jóvenes, descubrir a un artista que ha vencido la maldición del tiempo, esa carcoma que convierte en trasto viejo a las canciones sin fundamento. Su música y sus letras mantienen la frescura, la acidez y la actualidad con plena vigencia. El primer impacto de Aute llegó a través de la voz de Massiel, con aquella inolvidable canción Rosas en el Mar y después el Aleluya número 1. En la eclosión musical de los años sesenta su música era diferente. Bebía en las fuentes de Bob Dylan, Brassens, Leonard Cohen... pero era absolutamente personal. Y además tenía una característica especial: el creador se difuminaba tras la figura del intérprete. Aute rehuyó siempre el protagonismo y esa ha sido una de sus señas de identidad.

La huella de Aute es honda. Su música y sus letras han marcado varias generaciones y han dejado en el imaginario colectivo una serie de recuerdos. Y sus mensajes han nadado contra corriente, dentro de una línea muy escorada a la izquierda, con mensajes en ocasiones contradictorios, ya que su canto constante a la libertad se veía, en ocasiones, contrapuesto a su cercanía con ideas y regímenes totalitarios.

La música del compositor que, nacido en Filipinas triunfó en España, queda adherida, como una segunda piel, a la biografía de la generación que vivió la agonía del franquismo y la transición. Su figura, alejada de los artistas de mayor relumbrón, fue siempre un icono de su época, contra la grisura de la dictadura, blandió el colorido del advenimiento de una nueva época y lo trufó con el perfume de la libertad. La relación de Luis Eduardo con Santander ha sido intensa, no solamente por sus conciertos en la capital de Cantabria, sino por su amistad y colaboración con Juan Carlos Calderón, un músico que no sólo influyó en las composiciones de Aute, sino que fue quien le convenció de que grabara sus propias canciones aunque, en principio, se negara a actuar en público.

La canción Rosas en el Mar fue estrenada por Massiel en 1967, un año antes de que la cantante ganara el festival de Eurovisión. Esa composición fue un himno de libertad para los jóvenes, porque era un canto a la libertad y se hizo en plena dictadura de Franco. Una de sus estrofas dice: «Voy pidiendo libertad/ y no quieren oír/ es una necesidad para poder vivir/ la libertad, la libertad/ Derecho de la humanidad,/ es mas fácil encontrar rosas en el mar». Hoy, cuando diferentes corrientes políticas abogan por generar nuevos totalitarismos, cuando alguna de las doctrinas ideológicas defienden regímenes populistas y antidemocráticos, este himno a la libertad de Aute cobra plena vigencia. Tras estas semanas de arresto domiciliario la libertad cobra pleno sentido y la música -y sobre todo los poemas en forma de canciones- de Luis Eduardo Aute parece pensada para estos días.

La contribución de este cantautor al presente de España ha sido importante, porque él y otros muchos se arriesgaron cuando la dictadura ejercía su represión para abrir ventanas a una España diferente, tan distinta a la de entonces y tan diferente a la de hoy. Ante la muerte de Aute se lanza la mirada al pretérito y se comprende que aquel proceso de romper las ataduras y alcanzar la libertad se hizo con la suma de muchas personas, que desde distintos ámbitos, sumaron esfuerzos por revertir una España en blanco y negro y trastocarla en otra a todo color. Una España de libertad e igualdad, esa igualdad que tanto se ha quebrado en estos últimos años.

Luis Eduardo Aute ha muerto, pero ha dejado un enorme legado en forma de canciones y pinturas. Estará ahora, si plagiamos sus constantes referencias al cine, no al este, sino en el propio Edén.

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