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Uno de los debates presentes en nuestro país es el que surge en torno al precio de la electricidad, el cual se enfatiza más si cabe en las épocas frías del año en las que el consumo energético se dispara. En los últimos días ... ha surgido una alarma social que, a la vista de los hechos, está más que justificada: atravesando una pandemia inaudita en nuestra historia reciente, en pleno temporal de nieve y con una fuerte ola de frío sacudiendo a la práctica totalidad del país, se anuncia que el precio de la electricidad aumentará casi un 30% debido a una suma de numerosas circunstancias exógenas.
Las consecuencias de este súbito aumento de los precios no tardarán en dejarse sentir sobre gran parte de la sociedad, que verá fuertemente aumentada la factura de la luz. Por un lado, están los hogares, en gran proporción maltrechos ya por la situación sanitaria que vivimos y sus consecuencias laborales y económicas, y que en muchos casos están en su límite de resistencia, si es que no lo han superado ya; por otro lado, no podemos dejar de pensar en las empresas, los comercios, los autónomos y el sector primario cuya actividad se encuentra en muchos casos reducida y limitada a la mínima expresión, y para las cuales esto puede suponer otro golpe importante y quizás definitivo.
No cabe duda de que un debate en torno al sector eléctrico y las medidas a tomar para contrarrestar fluctuaciones como la vivida durante las primeras semanas del año 2021, requiere de un análisis profundo y detallado. La industria de la electricidad y su mercado son campos realmente complejos, caracterizados por la presencia de numerosos factores que entran relación, y que en muchos casos están determinados por los ecos de fenómenos externos sobre los que no hay margen de actuación, como lo puede ser el precio de las materias primas. No es menos cierto, sin embargo, que desde el Gobierno hay cierto margen de actuación que, a vista de los hechos, no está aprovechándose en la medida en la que debería.
Un ejemplo de ámbito sobre el que se podría actuar es el impositivo. Si atendemos al IVA aplicado a la electricidad y el gas natural en España, vemos que éste es del tipo general, es decir, el 21%. Esta cifra se sitúa por encima de la media aplicada en los países de nuestro entorno más próximo, y por encima de la media de la Unión Europea.
Así, frente al gravamen español, Reino Unido aplica a la electricidad y el gas natural un IVA del 5%, Italia el 10%, Grecia el 13% y Francia el 16,7%, siendo este último un tipo variable dependiendo del tipo de consumidor. Mención aparte merece nuestro país vecino, Portugal, que en los últimos años se ha convertido en una referencia sólida en lo que a la recuperación económica conjugada con el mantenimiento y extensión del estado del bienestar se refiere, donde el IVA a la electricidad y el gas natural pasó del 23% al 6% en el año 2019.
Los ejemplos anteriores no muestran sino la sensibilidad de los Gobiernos con sus ciudadanos y ciudadanas. Y es que, en pleno año 2021, resulta injusto y dañino para la ciudadanía mantener un Impuesto sobre el Valor Añadido tan alto para bienes de primera necesidad, como lo son la electricidad y el gas natural.
Hemos de tener en cuenta, además, la alta tasa de pobreza energética de nuestro país. Alrededor de 1,5 millones de hogares de España se encuentran en situación de pobreza energética, lo que se traduce en que casi un 10% de la población española tiene dificultades para poder calentar su hogar cuando lo necesita, con las consecuencias que esto acarrea sobre todo en el ámbito de la salud. Desde Partido Regionalista de Cantabria creemos importante atajar de inmediato la problemática descrita, pues como representantes públicos es nuestro deber atender y dotar de soluciones a los problemas que sufre la ciudadanía. Como hemos dicho, la industria generadora de electricidad es un ámbito complejo, pero esto no es óbice para que, dentro del margen de acción que tenemos, podamos implantar reformas que contribuyan a mejorar la vida de los españoles y españolas sin que nadie se vea en la situación de no poder conectar un radiador con el que calentarse.
Argumentos como que bajando el IVA se reducen los ingresos del Estado para no tomar esta medida, no dejan de ser disculpas de mal pagador en tanto en cuanto que una medida como esta contribuye a que los ciudadanos y todos los sectores afectados cuenten con mayor capacidad de gasto, y por consiguiente, se favorece el consumo y se contribuye con la economía, pues el aumento del consumo, también es favorecedor de la recaudación del Estado.
En definitiva, viendo en la rebaja del IVA a la electricidad y al gas natural el primer y más inmediato factor sobre el actuar, iniciativas como la presentada por el PRC, junto con UPN, PAR y Teruel Existe, en Senado para la reducción del IVA, responden, ahora más que nunca, a una necesidad inmediata.
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