Secciones
Servicios
Destacamos
A muchas personas atormentadas, desganadas de vida o desilusionadas con su futuro particular, suelo comentarlas, ¿cuál es tu balance de vida? ¿Cuánto tienes, cuánto vales, ... cuánto has conseguido? Tanto en lo emocional, material o espiritual. ¿Hacemos un balance de nuestra vida? Veamos.
Sugiero que hagamos pequeñas parcelas o agrupaciones de aspectos o de épocas concretas vividas. Podemos comenzar por nuestra más tierna infancia, valorar nuestra niñez, el tiempo vivido con padres, familiares, hermanos y amigos. Los amigos, la amistad, ¿cómo nos sentimos de queridos o valorados por todos esos amigos que hemos ido compartiendo a lo largo de los años? Pensemos en nuestro padre o madre, en el referente que hemos tenido en la vida y en el ejemplo, el afecto y el cariño recibido de él o de ella. La época del colegio, los estudios, las tardes de tareas, el fin de semana en familia o con los primeros amigos. Sigamos adelante con la primera persona por la que nos sentimos atraídos ¿cómo era? ¿Qué es lo que nos fascinaba de esa persona? ¿Quizá llegó a ser la pareja de tu vida? ¿Cómo fueron nuestras primeras relaciones? ¿Cómo eran aquellos pálpitos de amor incontenible? Quizá decidiste empezar a vivir con la persona de tu vida, ¿cómo fueron los primeros años, los viajes, los hijos, el sentido de compartir con tu media naranja el naranjo entero de tu vida? ¿Qué pasó cuando terminaste el colegio o el instituto? ¿Decidiste o pudiste seguir estudiando? ¿Cómo fueron esos años de Formación Profesional o de universidad? ¿Fueron tiempos de mucho estudio, de fiestas, de épocas de dolce farniente y otras de seco esfuerzo? ¿Conociste a personas de gran valía? ¿Quizá te enamoraste? Y ¿el primer trabajo? La primera nómina, la sensación indescriptible de que, al fin, podías ganarte la vida por ti mismo; qué sensación tan especial ¿verdad? Después vinieron cambios laborales, igual en otras ciudades o países, fuiste progresando, si es lo que querías, o te asentaste desde el principio con una dura oposición (desde luego que esta palabra hace honor a ese tipo de estudios). Luego, quizá vinieron los hijos, las mayores responsabilidades en el ámbito familiar y también en el profesional, quizá empezaron a faltar algunos de los familiares más relevantes y añejos de tu entorno familiar. Al final, hoy, tú solo, con hijos, con pareja, con nietos, quizá, has de hacer un balance de vida. Es cierto que si eres positivo u optimista verás la botella medio llena, al igual que tu vida. Es decir que, con independencia de lo vivido, el cómo lo has sentido delimitará tu valoración final. ¿Mi visión? Que estoy convencido de que todos, sin excepción, tenemos mucho de lo que alegrarnos para seguir viviendo más y mejor.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.