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De forma especial desde finales del siglo XIX, y gracias a los salubristas italianos, se comenzó a acuñar la frase de «añadir vida a los años y no años a la vida». Se estaba pensando –y tratando de llevar a la práctica– en la importancia ... de la salud y sus graves repercusiones en la cotidianidad de la vida. La salud es la base del progreso; hemos de asumir que la salud es el fundamento o piedra angular de éste, de ahí la importancia de cuidarla... lo que con el tiempo derivó en la prevención de la enfermedad. Como aspecto fundamental destacan los autocuidados, además de sus tres inseparables compañeras: curación, rehabilitación e investigación, que se fueron incorporando en el tiempo. Por otra parte, salud y formación, que es tanto como decir salud y conocimientos, han de ir unidas, porque estos, los conocimientos, nos facultan para resolver los diferentes problemas que la salud planteará a lo largo de la vida. Este binomio siempre ha estado presente en el desarrollo de los estados sociales y de derecho, trascendiendo con el tiempo a un catálogo de ayudas que resuelven los diferentes estados de necesidad de todo tipo; en conclusión, salud, formación y servicios sociales, hemos de propiciarlos, desarrollarlos, cuidarlos y mantenerlos.
En esta línea, hemos de responsabilizarnos cada día más de una formación adecuada de nuestras decisiones en materia de formación, porque está costeada con el dinero de todos, y puede suponer más de 100.000 euros cada año la formación de un universitario. Esto implica que nuestra exigencia de cuidado y prudencia, a la hora de elegir una carrera, ha de ser máxima; no se puede hacer por capricho, sin reflexión, sin motivación, sin ganas, sin una visión futura del ejercicio de la misma… Nos jugamos mucho todos, de tal forma que impresiona cierta imprudencia e inmadurez de los padres y del estudiante, al saber que más del 25% de los estudiantes matriculados abandonan la carrera en la que se matricularon. La mitad para comenzar otra carrera, y la otra mitad por abandono de la formación universitaria. Lo más inquietante es que el 16%, de este 25%, lo abandonan en el primer curso, incluso dos de cada tres de estos abandonarán los estudios superiores.
Cuando se termina el bachillerato se supone que uno está en posesión de los conocimientos suficientes para discernir aquel área de conocimientos en que nos sentimos mejor. Hablamos entre nosotros, con nuestras familias, con los familiares de los compañeros, con los hermanos de los compañeros que están en la universidad… es decir, hemos lentamente adquirido puntuales conocimientos e información, casi de todo, incluso de aquellas áreas no recomendables, porque no tiene aplicación práctica. Además, después de la EBAU tenemos el verano para ampliar nuestra ya nutrida información de las distintas universidades, escuelas universitarias y carrera, para poder matricularnos. Hablando con amigos, reflexionando hasta el final. Después de todo este recorrido es difícil entender este abandono, con enorme perjuicio, además de para el alumno, para el erario público, porque es una plaza que no se ocupa, pero que está dotada económicamente, dotación que se pierde.
De todas formas, si dos de cada tres alumnos lo dejan en el primer curso, hemos de entender que la información obtenida no era de buena calidad, aunque más bien yo entiendo que la calidad depende más del interés del alumno, de sus inquietudes y deseos, porque tiempo y posibilidades de informarse de cada área de conocimientos ha tenido. En este capítulo se está incidiendo desde el campo de la epigenética, que guarda cierta relación con los diferentes biotipos, con el objetivo de conseguir entender nuestra predisposición intelectual para las diferentes áreas del saber. Conocer esta facilitación intelectual es interesante, pues ello facilitaría la elección. No obstante, primero, todos los alumnos, si trabajan, si se sacrifican, en definitiva, si estudian y tienen una inteligencia normal, además de disponer de profesores adecuados, está en condiciones de realizar cualquier tarea. Segundo, Gardner ha descrito más de treinta inteligencias o aptitudes que cada individuo tiene frente a los requerimientos o exigencias de la vida. Esto es interesante porque nos puede acercar a conseguir una capacitación más adecuada; porque hemos de pensar que vamos a realizar una formación de la que pretendemos vivir, ser libres y autónomos, por lo que hemos de buscar el mayor grado de identidad, con aquel área de conocimientos más necesaria para la sociedad, y por lo tanto más demandada, huyendo del nombre o relieve social, de alguna otra.
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