Belén pasiego
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Generación tras generación, también forma parte entrañable de nuestras vidas el recuerdo de las visitas que hacíamos con hijos y nietos recorriendo los «belenes»Secciones
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Generación tras generación, también forma parte entrañable de nuestras vidas el recuerdo de las visitas que hacíamos con hijos y nietos recorriendo los «belenes»En las cuatro semanas de Adviento que preceden a la Natividad del Señor, poner el «nacimiento» es una tradición que conservan muchos hogares. Su preparación es todo un rito; no falta un espacio en la casa donde las clásicas figuras, año tras año, forman parte ... de ese festivo cortejo navideño vivido desde la infancia.
Generación tras generación, también forma parte entrañable de nuestras vidas el recuerdo de las visitas que hacíamos con hijos y nietos recorriendo los «belenes» de las parroquias de Torrelavega y de otras instituciones. Los evangelios a lo largo de estos veinte siglos han dado a conocer a la humanidad la encarnación del Hijo de Dios, y este hecho, difícil de entender por nuestras limitadas mentes, es la base de nuestra fe cristiana y la única razón de la fiesta de Navidad.
No busquemos en la ciencia una respuesta, solo con la Fe es posible mantener la esperanza de vida eterna que nos ha traído el mensaje de Jesús. Con su bendición y un alegre villancico, hace unos días, hemos asistido en Santander a la inauguración del 'Belén pasiego'. Nuestro amigo Carlos López D'Herst con su equipo de Seficosa son, desde hace diez años, los artífices de este acontecimiento que nos anuncia la Navidad y su mensaje de amor y esperanza con el que conmemoramos el nacimiento de Jesús.
En el entorno que representa un valle pasiego con sus cabañas, los oficios, los juegos, el mercado tradicional, los trabajos y faenas diarias, la escuela y la vida doméstica, una modesta cabaña acoge la representación del misterio central del cristianismo. Invito a visitar este hermoso belén en los bajos del Real Club de Regatas de Santander, en la calle Hernán Cortés. Admiremos las bellas figuras realizadas con arte y mimo en «Artesanías Serrano» de Murcia por el cántabro José María Trueba, y al contemplar las pequeñas cabañas construidas por Teresa Riancho evocaremos las áridas tierras palestinas y el miserable establo en el que un día lejano dio a luz una mujer llamada María. Era una mujer del pueblo como hubiera podido serlo cualquier pasiega; una mujer sencilla, humilde y como las mujeres de su tiempo poco ilustrada; pero María, la Inmaculada, fue la plena de Gracia ante los ojos de Dios.
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