Bendito hojaldre

Pues en las manos de un artista francés Claudio Geleé –excelente paisajista del siglo XVII–, conocido como 'Le Lorraine' por ser natural de Lorena, y yendo hacia atrás, entre historias y leyendas de árabes, e incluso de romanos y griegos, se recrean los orígenes de estas láminas crujientes que hoy son una delicadeza para nuestro paladar. Así pudo ser, no lo niego, y por otro lado debo reconocer a los franceses una lograda maestría insuperable en la masa hojaldrada de sus cruasanes, pero esa es otra historia. ¡Ay, esas polkas y esas tartas milhojas! Además de consumidor, me satisface ser de algún modo y modestamente su embajador. Creo recordar que probé las primeras polkas desayunando en 'La Gloria'…, y nunca mejor dicho y hecho. Desde entonces «mis polkas» –nuestras polkas– han salido del ámbito familiar llegando a muchos hogares de amigos y conocidos en Galicia, Asturias, Andalucía, Valencia, Madrid…, y hasta en Francia y el Reino Unido. Tanto es así, que ya más de uno me las reclama si en alguna ocasión hay un retraso o un olvido involuntario, y todos –todos sin excepción– me han comentado más de una vez lo poco que dura el contenido de las cajas. Espléndido reclamo turístico nuestro hojaldre. Este año, la feria del hojaldre en su cuarta edición, ya es un clásico en el núcleo central del programa de los festejos de La Patrona. Aunque la narración del francés puede ser auténtica, prefiero quedarme con mi descubrimiento hace cincuenta y tres años. Hoy por hoy, mi historia permanece ligada a los nombres de Ballesteros, Cortavitarte, Santos, Blanco, Vega…, pasteleros, artistas, y además amigos. ¿No tendrá algo este hojaldre que incite a repetir y a echar raíces en estas entrañables tierras del Besaya?