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Dicen que es uno de los momentos más bellos y románticos de los montes de Cantabria, cuando los ciervos comienzan el sonoro cortejo de búsqueda ... de las hembras. Comparar ese reclamo de la Naturaleza, la berrea, con el que estos días nos dedican los ciervos de la política regional ha sido cosa del ingenio de Miguel Ángel Revilla, que así se refirió la semana pasada a la campaña electoral al hablar con los periodistas tras el acto de entrega del premio Leonardo Torres Quevedo. Y la verdad es que el hombre tendrá sus defectos, pero a veces da en el clavo para mayor gloria y humor de las viñetas de Ansola, aunque aún no haya dibujado a los candidatos desafiándose como machos en época de celo, peleándose con impresionantes declaraciones de lo bien que cada uno de ellos haría o ha hecho las cosas, lanzando acusaciones y descalificaciones al prójimo, denunciando a la junta electoral por un quítame allá esas pajas y, en definitiva, reclamando el derecho a obtener la máxima representación institucional con ese choque de cornamentas que trata de demostrar simplemente quién la tiene más grande.
Siguiendo la comparación de los ciervos, no sé cómo se sentirán los rebaños de hembras con tanto berrido, pero supongo que se mantendrán con mucha atención, porque el protocolo de seducción de la campaña electoral constituye un espectáculo de lo más pintoresco y variado. Claro que no sólo se intenta seducir con mensajes propagandísticos y carteles donde se abusa de los retoques con Photoshop. Las malas artes también persiguen el descrédito de los rivales por medio de videos y montajes que circulan por las redes sociales.
El tiempo de la berrea y el de la campaña electoral tienen más semejanzas, porque tan necesaria como la reproducción para los ciervos es para la democracia ese antagonismo político que nos despierta el ánimo y las ganas de meter la papeleta en la urna como si fuera un verdadero apareamiento, incluso cuando la berrea emite sonidos demagógicos, vacíos de contenido y repletos de falsedades. Pero es que así es nuestra naturaleza y nuestra berrea.
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