'Black Friday': cómo hemos cambiado

Es la inflación la invitada inesperada a esta precampaña navideña también en nuestra región con clientes dispuestos a encontrar promociones y adelantar compras en busca de mejores precios y ello haría esperar un efervescente 'Black Friday'. Pero, el problema es el fenómeno del 'anclaje' o punto de partida del bolsillo del cántabr@ medio. La mayoría de estudios publicados visualizan como escenario más probable uno marcado por más compradores, pero priorizando gastos esenciales y productos económicos al comparar más los precios que nunca especialmente en moda (ojo a su nivel de existencias probablemente superior al de otro año, lo que concentrará más los descuentos para reducir stocks), calzado y complementos, y electrodomésticos. Dichas previsiones también indican que el gasto medio del consumidor diferiría del valor alcanzado en 2021 y se situaría entorno a trescientos euros por cántabr@.

Y es que, como dice el escritor Roy Galán, «libramos constantemente una guerra mental contra nosotros mismos a modo de ruptura entre lo que deseamos y lo que somos» y parte de ello se refleja en nuestra manera de comprar y cantidad. ¿Cómo entender que cuando hace años empezamos a aprender y habituarnos a comprar online es cuando llegó a nuestras vidas el 'Black Friday' y que aún hoy no llegará a la mitad de cántabr@s aquellos que harán sus compras exclusivamente online? (sin negar así el efecto tractor del 'Black Friday' sobre la clientela en la red pues en comercio electrónico o e-commerce la Comisión Nacional de Mercados y Competencia corroboran su tendencia alcista pues crece a un ritmo del 6% interanual, consecuencia del «desarrollo tardío» en esta materia). Como consumidores hemos aprendido a comprar al precio que podemos y es más justo según nuestras posibilidades económicas, buscando así el mejor canal (presencial, online o híbrido), período temporal (pues no hace falta ver la fecha del calendario para adivinar según el estado de muchos comercios en qué día del mes estamos) y relación calidad-valor de los que nos interesa (a pesar que la tasa de ahorro según el INE haya bajado cinco puntos porcentuales respecto a 2021). Finalmente, sumemos a todo este efecto 'subidón' de desmadre comprador y estrechamiento de márgenes comerciales el propio Mundial de Fútbol de Qatar que, por primera vez, se celebra en estas fechas otoñales versus la competencia de otros sectores como el de grandes plataformas de reparto de productos y servicios, alimentación, etc. Si gana o no, al final el que mucha gente vea los partidos en su casa o vaya fuera a bares o restaurantes hará que, como también se sigue comprando de manera significativa en tiendas físicas, un menor número de personas en la calle puede incidir finalmente en las ventas y en nuestro estado. Nos espera pues un cóctel (de inflación, menor capacidad de gasto de los hogares, incertidumbre respecto a 2023 y Mundial) de efectos imprevisibles en estas semanas dependiendo de si el sector económico que consideremos es o no cíclico (aquellos que evolucionan igual que la coyuntura económica como concesionarios, hoteles, restauración, empresas tecnológicas, etc. y que utilizamos según nuestra 'solvencia' en cada momento). Iremos viendo por donde se inclinará la balanza: salir o quedarse en casa.