Dar pie con bola
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¿Por qué, en una nación de 1.400 millones, no hay un equipo compitiendo en el Mundial de Fútbol?Insisto siempre en que China es una cuestión de números y que lo cuantitativo tiene un enorme peso a la hora de explicar muchos de los fenómenos que provoca su ascenso pero ¿cómo es posible que, en una nación de más de 1.400 millones ... de personas, no haya 11 individuos capaces de competir en un Mundial de fútbol contra selecciones de países infinitamente menores como Suiza, Costa Rica o Croacia? Hace ya 20 años desde la última vez que China participó en un mundial de fútbol (en el que no fue capaz de anotar un solo tanto y perdió todos los partidos que disputó). Japón, sin ir más lejos y con menos de la décima parte de la población china, cuenta con cerca de 800.000 jugadores federados mientras que en la Asociación China de Fútbol sólo hay afiliados 8.000 miembros (¡el 0,00057% de la población!) La selección japonesa tiene una altura media de 1,78cms y figuras estelares del balonpié como Messi o Maradona, miden menos de 1,70cms, por lo que lo anatómico no es un impedimento.
Son muchas las razones que explican que el gigante asiático no sea un gigante futbolístico: partidos amañados, casos flagrantes de corrupción y apuestas ilegales que hacen de su liga doméstica un juego muy poco limpio, bancarrota de muchos de los clubs y suspenso de patrocinios por falta de audiencia local, la excesiva intervención estatal o el desproporcionado gasto en la contratación de figuras internacionales (que, lejos de crear escuela, consumen gran parte de los recursos de un sector aún inmaduro), falta de jugadores en competiciones internacionales de primer nivel o de campos de fútbol donde pueda incubarse una cantera potente. Pero, en el fondo, lo que late en el escaso talento futbolístico chino es la falta de arraigo de este deporte en la sociedad (que sí existe en otros países, por pequeños que sean). Además, el sistema educativo chino es extremadamente competitivo y exige de los niños una dedicación (en horas y actividades extraescolares), a menudo incompatible con la práctica sistemática de deportes. Los padres, por su parte, no suelen incentivar la carrera deportiva de sus hijos pues consideran que el esfuerzo en los estudios es siempre más rentable.
Por último, no hay que olvidar que el sistema educativo chino no promociona en exceso el proceso creativo, el pensamiento crítico ni la toma autónoma de decisiones. Promocionar el talento en una disciplina deportiva tan compleja como el fútbol, extremadamente competitiva y que involucra sofisticadas (pero espontáneas) estrategias de juego exige promocionar la improvisación y el individualismo, pero también una dinámica fluida de juego en equipo.
Lo paradójico del asunto es que, aunque las reglas del fútbol moderno se definieron alrededor de 1860 en Inglaterra y fueron los soldados y marinos mercantes del Imperio Británico quienes lo popularizaron por todo el mundo, ya en 1120 d.C. existía en China una industria (entrenadores, gestores y aficionados) en torno a este pasatiempo en el que dos equipos se enfrentaban y pugnaban por mantener una pelota de cuero rellena de plumas en el aire hasta introducirla en una portería. Sepp Blatter, ex-presidente de la FIFA, confirmó que una versión primitiva del fútbol ya se practicaba en la China de la dinastía Han, allá por el siglo III aC.
De hecho, la denominación de aquel primitivo fútbol (cuju) es similar a la actual (zuqiu) que significa, literalmente, eso: patear una pelota. Pese a que el fútbol sigue siendo, en China, un deporte de práctica minoritaria (frente al badminton, pinpon o baloncesto), durante todo este mundial hemos visto como marcas chinas inundaban los paneles publicitarios en los estadios: el fabricante de teléfonos móviles Vivo, el gigante de los productos lácteos MengNiu o la marca de productos electrónicos Hisense...1.400 millones de dólares suma la inversión total que han hecho los anunciantes chinos en el Mundial de Qatar pero ¿a quién se dirigen estos anuncios? Fundamentalmente a los 184 millones de chinos aficionados al fútbol que siguen el Mundial desde sus pantallas.
Que el hombre más poderoso del mundo, XiJingPin, es un forofo del fútbol no es ningún secreto. El presidente de la RPC es hincha confeso del Manchester United y en 2015 ya reveló su ambicioso objetivo futbolístico: que antes de 2050 la selección china se clasifique para un Mundial, que acoja dicho campeonato y que lo gane. Hay mucho de orgullo patrio y estrategia de identidad nacional en esa meta. Los chinos son grandes planificadores y alcanzar su reto futbolístico pasa por multiplicar el número de campos, introducir el fútbol como disciplina deportiva obligatoria en la educación física escolar y la creación de 'ciudades del fútbol'... hasta conseguir que 40 o 50 millones de niños jueguen de manera regular al fútbol. No es tarea fácil. Afortunadamente, otra de las metas futboleras definidas por el gobierno es que la selección femenina de fútbol participe en un Mundial. Ellas ya son campeonas de Asia y es probable que ese objetivo sea el más alcanzable de todos pues las chinas parecen manejar mejor el arte de dar pie con bola.
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