La bomba

Supongo que, como yo, la gran mayoría comenzamos a saber algo de la II Guerra Mundial por medio de películas y tebeos en nuestra infancia ¿Se acuerdan los menos jóvenes de aquellas 'Hazañas bélicas'? Es cierto que luego nos hemos documentado estudiando y consultando publicaciones más rigurosas, pero aquellas historietas con sus dibujos, y sobre todo las películas que han seguido 'bombardeándonos' con aquella guerra para contar historias de malos y buenos, nos condicionaron y siguen haciéndolo para inducirnos a crear, más que una idea de lo que ocurrió, un sentimiento como respuesta ante aquel suceso.

Pasados 75 años, sigo asombrado al comprobar cómo los debates sobre un crimen de tanta magnitud, siguen girando sobre la justificación moral con el argumento de las muertes que aquella bomba supuestamente evitó al poner fin a la guerra en el Pacífico. Y más asombroso que los maléficos y genocidas medios para justificar tal fin, en base a una macabra y racista contabilidad, es la benevolencia con la que lo hemos aceptado, prueba evidente de la eficacia ideológica de la industria cinematográfica estadounidense que nos ha atontado, y sigue atontándonos, con obras de arte donde ya se sabe quiénes son los malvados y los salvadores del mundo.

Acaso la guerra sea la ciencia de destruir a los hombres y la política de engañarlos, aunque desde aquellas explosiones, cualquier guerra es simplemente una demolición del espíritu humano cuya percepción es víctima de falsas interpretaciones, porque ¿qué hubiera ocurrido si aquella bomba la hubieran lanzado los japoneses sobre Nueva York? Pero eso es otra película.