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Venía yo cavilando, de vuelta ayer a casa, sobre la gran cantidad de noticias curiosas que producen los veranos y sobre el enorme seguimiento a que dan lugar algunas de las más importantes, incluso después del periodo estival. En concreto, llamome la atención una que ... tuvo en vilo a media España desde mayo y que se prolongó hasta hace muy poco: la relación que mantuvieron Brallan Romualdo y Carmen Llasmín, famosos concursantes de ese programa que tú ya sabes, y que han roto, por fin, después de tanto amor.
Era un secreto a voces, oyess, un clamor, una ruptura anunciada, a pesar de que, cuando ambos fueron expulsados del concurso, parecían inseparables y constituir la pareja ideal. Pero claro, como suele suceder, el paso del tiempo desgasta y apareció un motivo de fricción. Por lo visto, ella había tonteado en una fiesta con Llosua Alberto, otro concursante expulsado; y Brallan Romualdo, que se había dado cuenta de ello, se lo reprochó a ella. Pero es que él, según declaró Carmen Llasmín, parece que también había puesto ojitos en la misma fiesta a Mélodi Isabel, igualmente expulsada de ese concurso y amiga de Carmen Llasmín. Él aseguró, luego, en rueda de prensa, que había sido una trampa y que Mélodi Isabel y Carmen Llasmín estaban compinchadas para poner a prueba su inquebrantable lealtad amorosa…
El caso es que las redes sociales hirvieron de lo lindo. Hubo 'jastaxes' para todos los gustos, a favor de uno y otra: #brallanromualdoinocente, #brallanromualdoguapo, #brallanromualdomajete, #yosoybrallanromualdo y un montón de ellos similares, de apoyo al chaval. Pero no se han quedado atrás los favorables a Carmen Llasmín: #carmenllasmintiabuena, #carmenllasminhashechobien, #carmenllasminaportodos, #carmenllasminsemerecealgomas... y otros muchos más por el estilo que dan cuenta de lo viral que se ha hecho el caso.
Yo me enteré de todo por los telediarios. Los más conspicuos analistas ya intuían la ruptura, desde que en el último programa de televisión salieran a relucir aquellas desavenencias. Hubo debate y hubo de todo: críticas, reproches, insultos, desencuentros... pero también alabanzas veladas que tal vez escondieran deseos de reconciliación. El público no ayudaba, pues estaba muy dividido: ora abucheaba al uno y aplaudía a la otra, ora rechazaba los argumentos de esta y aprobaba los de aquel. Entre medias, arrepentimientos, caritas, pucheros, sonrojos, lágrimas, amenazas, iras... hasta el padre de Brallan Romualdo echado a los pies de Carmen Llasmín pidiendo perdón por él. A todo esto, la televisión ofrecía una y otra vez imágenes de móvil en que se veía a Brallan Romualdo perdiendo la vista ante Mélodi Isabel en la mencionada fiesta, pero también otras que testimoniaban el tonteo de Carmen Llasmín con Llosua Alberto. No se podía negar ni lo uno ni lo otro. Además, entraban en directo testimonios telefónicos de parientes, amigos, conocidos, vecinos y hasta de repartidores de comida que aportaban visiones complementarias o divergentes de la situación y no hacían sino embrollar aún más la discusión.
Lo último que supe es que, efectivamente, cada uno había acabado siguiendo su camino, aunque en diversas exclusivas concedidas a distintas cadenas de televisión ambos reconocían que seguían siendo grandes amigos y se deseaban lo mejor el uno al otro. Carmen Llasmín, además de querer hacerse algunos retoques estéticos, pensaba estudiar para influencer en alguna universidad de prestigio extranjera, tipo la de Quénbrich o así, para tener muchos seguidores en sus redes y muchas marcas que promocionar. Por su parte, Brallan Romualdo estaba decidido a terminar la ESO, a la espera de alguna oportunidad para ejercer como comentarista deportivo, pues no le faltan labia ni conocimientos; de hecho, jugó al fútbol en el colegio. Con lo que ahorre piensa montar un restaurante de michelines para estrellas. Los dos aseguraron haber trabajado muy duro para llegar hasta donde estaban y querían aprovechar el momento.
Por su parte, Mélodi Isabel y Llosua Alberto, según manifestaron a varias revistas del corazón, se han ido a vivir juntos a un apartamento que los padres de él les han alquilado en Vallecas. Los de ella, dueños de un pequeño negocio en las afueras de Madrid, ayudan como pueden al mantenimiento de la pareja, a la espera de que alguna cadena de televisión llame a los chicos para opinar en alguna tertulia de impacto.
Pero todo eso ya es historia. Los medios han puesto ahora en el candelabro la relación que parecen mantener dos concursantes de otro programa: la del guapo Yacsonbróder José con la exuberante Priscila María. Prometen dar mucho juego... pero qué pereza.
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