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Sabemos que las vacunas no son perfectas, pero que aportan un grado de inmunidad que nos protege frente a los casos graves de la enfermedad. También que es importante seguir una pauta de vacunación para mantener ese grado de inmunidad y protegernos frente a las ... mutaciones del virus. Lo que no sabíamos es que, además, el brazo en el que recibimos la vacuna es importante.
No tanto el brazo que sea, sino que las dosis sucesivas se apliquen en el mismo brazo. Así lo ha publicado la revista científica 'Science Immunology', a partir de un ensayo realizado en ratones y utilizando vacunas contra el virus de la gripe. La investigación consistió en establecer distintas pautas de vacunación para los ratones: unos recibieron las dos dosis en la pata derecha, mientras que a otros se les inyectó cada una en una pata distinta. Además, unos recibieron la misma vacuna en ambas ocasiones, y a otros se les administraron dos versiones de vacuna diferentes.
La conclusión es que, independientemente de la parte del cuerpo en la que se haya puesto la vacuna, es importante que las dosis de recuerdo se hayan pinchado en la misma. Eso permite que la respuesta de células de memoria inmunitaria sea mejor que si se inyecta en un miembro diferente. Los autores consideran que los resultados son totalmente extrapolables a los humanos y a otras enfermedades.
Vale la pena recordar que podemos distinguir dos tipos distintos de inmunidad, la humoral y la celular. La inmunidad celular se dirige contra los patógenos intracelulares, y su vehículo principal son los linfocitos T. En cambio, la inmunidad humoral actúa principalmente contra patógenos extracelulares a través de moléculas que circulan en la sangre y en secreciones de las mucosas, los anticuerpos. La cantidad de anticuerpos circulantes disminuye rápidamente después de la infección, pero el organismo mantiene la capacidad de volver a fabricarlos gracias a los linfocitos B de memoria, en un proceso que se conoce como respuesta inmunitaria secundaria. En este punto es donde se revela el interés del estudio.
De acuerdo con las conclusiones, los resultados en cuanto a generación de anticuerpos fueron similares, pero en los casos en los que se inyectaron ambas dosis en la misma pata, la respuesta de células B de memoria, las encargadas de producir nuevos anticuerpos ante una futura infección, fue mucho más contundente.
Los investigadores han querido resaltar la importancia del hallazgo, especialmente en la lucha contra virus que mutan con rapidez, como por ejemplo, SARS-CoV-2, gripe y VIH.
Los investigadores han observado además que este fenómeno es más acusado cuando la vacuna de la segunda dosis es distinta que la de la primera, lo que técnicamente se llama una pauta heteróloga. Fortuitamente, se verían beneficiadas las personas que recibieron, por causas ajenas a la voluntad de las autoridades sanitarias, una primera dosis de AstraZeneca y una segunda de Pfizer contra el coronavirus. La casualidad también habría venido en ayuda de mucha más gente, ya que las instrucciones de vacunación decían que, dados los efectos secundarios más habituales, había que poner la inyección en el brazo menos dominante.
A veces nos encontramos con estudios que pueden parecer triviales y, sin embargo, consiguen resultados interesantes. En el campo de la ciencia, los problemas no suelen tener soluciones sencillas, y la labor de los investigadores consiste en no dejar ninguna piedra sin remover. Un trabajo duro y desagradecido, pero que a veces consigue resultados sorprendentes.
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