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Visto así, de lejos, uno diría que Europa se enfrenta a graves problemas. Tenemos una guerra que evoluciona mal, aunque solo sea porque dura demasiado. Sufrimos un devastador problema de inflación, que esta erosionando rentas y ahorros, a la vez que complica en exceso ... la llegada a fin de mes de millones de ciudadanos europeos. Nos enfrentamos al final de la extraordinaria laxitud de la política monetaria, que va a desembocar en una segura, por anunciada, subida de tipos y puede que - esto no es seguro, pero es muy probable -, en una crisis de deuda, como consecuencia de la retirada de las compras masivas realizadas por el Banco Central Europeo. Las nuevas emisiones, que seguirán siendo necesarias por culpa de los déficits públicos que no cejarán se van a enfrentar a las lógicas exigencias que plantearán quienes asuman dichas compras. Al menos en los países del Sur, cuya evolución suscita sospechas. Para completar el panorama tenemos el abastecimiento energético colgado del delgado hilo que nos une al tirano Putin y seguimos sin contar con la gran mayoría de las ayudas prometidas del Next-Gen, perdidas en una maraña administrativa que nos asfixia.

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eldiariomontanes En Bruselas se aburren