El buen filtrador

Otra cosa, capitán, es que nos creamos todo lo que nos dicen. Ahí está el secreto. Por ejemplo, ¿damos crédito a quiénes filtraron que la presunta asesina del crimen de Castro Urdiales agasajaba últimamente a miembros de la Casa de Andalucía con croquetas y tápers de guiso que algunos ya vinculan con los restos del difunto, cuya cabeza apareció degollada? Me cuesta creerlo.

Pero, sí, capitán. Tenemos buenos filtradores, gente que confía en nosotros porque sabe cuál es nuestro trabajo y nosotros cuál es el de ellos. Confianza, capitán, es cuestión de confianza. Los tenemos buenos, muy buenos, de Primera. La clave de un buen filtrador es que aquello que cuente sea cierto y que lo haga de forma desinteresada –él o ella no ganan nada, todo lo contrario, se la juegan–. Por ejemplo, que una señora ha abierto una caja en Castro Urdiales y se ha encontrado una cabeza humana. Eso sí que es una buena filtración, capitán. Y luego están los filtradores de Segunda Regional, de los que, por supuesto, no te puedes fiar. Aquellos que dejan huella negativa. Que se lo pregunten a Vox, que ha tenido que confesar en menos de 24 horas que personal de su grupo parlamentario filtró un documento de Cs en el que se solicitaba un iPhone 8 y una silla ergonómica dando a entender que los naranjas exigían un modelo concreto de teléfono o una silla especial cuando es algo que, como explicó Félix Álvarez, el Parlamento pone a disposición de todos los diputados.

En fin, capitán, entiendo su mensaje, pero nosotros vivimos, entre otras cosas, de las filtraciones, de las buenas por supuesto, esas que nos dan credibilidad. Un saludo.