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Las señales del momento son indiscutibles: la burocracia se está cargando la democracia. El exceso de mochila administrativa está impidiendo que se materialicen las iniciativas sociales acordadas libremente por la gente mediante el proceso democrático. No debemos aceptar esta anomalía como algo normal, sino que ... tenemos que reflexionar sobre las causas y aplicarnos a los remedios.
Vamos solo a noticias frescas, de estos mismos días. En un foro al que asistía también el responsable cántabro de universidades, Pablo Zuloaga, el rector de la UC, Ángel Pazos, se quejó de que la tramitación de los proyectos de I+D+i es «ahogante» y está yendo «a peor»; la investigadora María Amor Hurlé añadió el epíteto «terrible» y confesó que cada vez que tienen que gestionar un proyecto europeo les entran «escalofríos». O sea: la burocracia impide el desarrollo científico, tecnológico e intelectual de España.
Por otro lado, la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales ha denunciado que tres de cada cuatro personas que han solicitado el Ingreso Mínimo Vital lo han visto rechazado. Según ellos, en Cantabria los perceptores de IMV solo suponen el 52% de los anteriores perceptores de rentas mínimas, el quinto índice más bajo de España. Los gerentes lamentan que no se hiciera una pasarela directa entre las rentas básicas autonómicas y la Seguridad Social, para reconocer con más rapidez y eficacia los derechos de las personas necesitadas. Es decir: el IMV es peor que las rentas autonómicas, tanto en cobertura como en cuantía. A personas que han caído en la necesidad por el covid-19 durante 2020 se les pide, para baremar su derecho, la declaración de ingresos de 2019, un año en que no había pandemia. Y más engorros relacionados con el reconocimiento de unidades de convivencia. De este modo, una idea que ya era políticamente más que discutible (cargarle a la Seguridad Social el mochuelo de unas rentas básicas que ya tenían previstas y financiadas las autonomías), a la hora de la ejecución administrativa es un desastre sin paliativos.
Funcas, el servicio de estudios de las fundaciones de las cajas de ahorros, ha advertido que el modo en que el Gobierno ha decidido tramitar ayudas urgentes a empresas no solo llega tarde, sino que se puede demorar excesivamente por la cantidad de trámites que habrá que realizar a través de las administraciones territoriales, mientras que en Francia e Italia no solo las cuantías de ayuda son mucho mayores, sino que además son más ágiles, porque se otorgan desde organismos centrales. Esto supone que los beneficiarios cántabros de estas ayudas contra la recesión pandémica verán menos dinero y lo verán más tarde.
Otro punto adicional. Viendo la cantidad de personas ya vacunadas en el Reino Unido (más de 30 millones han recibido al menos una dosis) y en Estados Unidos (54 millones), es patente que los hábitos burocráticos de Bruselas y sus excesivos miramientos administrativos no están a la altura de desafíos que requieren agilidad. La vacunación en la UE es lentísima (solo 12 millones de pinchazos en Alemania y 10 millones en Francia) y está provocando indirectamente que fallezcan personas que no tendrían por qué haberse visto expuestas a la indefensión. Otros países han tomado decisiones más arriesgadas, más rápidas, también más caras y heterodoxas quizá, pero eso ha salvado vidas y permitirá reactivar más velozmente sus economías. La Agencia Europea del Medicamente es un galápago que va totalmente a remolque de los norteamericanos y los británicos en reconocimiento de vacunas, por no hablar de los rusos y los chinos. Las conversaciones de esta semana de Merkel con Macron y Putin para conseguir la Sputnik V valen mejor que cualquier confesión de incapacidad. La burocracia cuesta saludes y haciendas a los europeos. Un reciente artículo del Nobel de Economía Paul Krugman nos pinta la cara, pero bien pintada, sobre el efecto del burocratismo en este histórico fracaso.
Luego está la implementación. Que el Colegio de Médicos cántabro haya tenido que recurrir a la justicia ordinaria para que fueran vacunados los profesionales de la sanidad privada es una señal muy lamentable sobre la mentalidad, no pública, sino corporativista, que impera y de la que hasta un colectivo profesional se siente en la necesidad de defenderse con abogado y procurador.
Y termino con otros ejemplos. La EDAR de Vuelta Ostrera ha recibido un destino aparentemente definitivo... a unos 300 metros de donde ahora está. Ello, después de años y años de vueltas, estudios y propuestas para regalar, e incumpliendo una sentencia firme. Hay niños que creen que la EDAR la hizo Keops, como la pirámide, por el tiempo que ha pasado. En Los Peligros, se empiezan a remover materiales de la obra de los espigones cuatro años después de haber paralizado los trabajos y de estar decidiendo si se hacía otro espigón o se quitaba el que hay. Cuatro años en los que cualquier moza o mozo habrán pasado de aprobar la EBAU a vestirse para la ceremonia de la graduación universitaria. Por el camino, se ha gastado muchísimo dinero del contribuyente tanto en la EDAR como en los espigones.
Recomendaría a los lectores que, en adelante, excluyan de sus consideraciones electorales, en primera selección, a todos aquellos que no se comprometan a poner fin a este estado de cosas. El que no tenga un compromiso serio de reformas de procedimientos administrativos no merece que le vote ni su propia mascota.
Y es que la burocracia impide la democracia. La gente quiere más ciencia, más solidaridad, más ayudas a empresas y autónomos, más vacunas, mejor programadas, más eficaz uso de los fondos públicos y más rapidez en la ejecución de los proyectos. Hoy tenemos una administración lenta, carísima y de resultados muy discutibles en numerosas áreas. Pero los culpables somos nosotros: la burocracia reina por nuestra abdicación como ciudadanos. Hay que solucionarlo ya.
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